- Largo, pesado, sueño de coloridas primaveras que alcanza su fin. La perspectiva de la realidad, fría, casi siniestra, me rapta a vivir un sueño que me es ajeno. La luz que no llega, el aire que no se mueve, el tiempo que no vuelve atrás, y aprieta de a poco...
- Eterno desplazar de malestares adolescentes. Inagotables minutos que parecen picar como lluvia de estacas, callando, cegando, congelando los más jóvenes suspiros de libertad. Encaro este zigzag de emociones abatidas, exaltando sentimientos de resignación.
- Prisión sin rejas. Frías las paredes, fría la celda, frío su aire, fría su alma entera; observando mi ineludible rendición, gozando de mi sometimiento, haciéndose siempre de una sonrisa por cada alma en cautiverio.
- Son raros los vicios del espacio tiempo, otorgándome alivios que nunca están de más. Ser, estar y sentir, todo a la par, respirando el aire que elijo y no el que me queda por consumir. Afuera, la luz goza de su plenitud, mostrando que la vida continúa.
- Experimento la estimulación del ser, a través de la liberación del alma enfocada en lo que se proyecta, y cobra vida rato después. Sed de creación, fuerza motora nacida en el seno de quien sólo espera entre cadenas, la llave de sus candados.
- Me alimento, rodeado de ánimas que luchan por padecer con dignidad, ese tortuoso camino que el destino les dibuja minuto a minuto. Las horcas, más sueltas por un rato, dejan respirar a los condenados, disfrutando un poco más el arte de respirar.
- Fin de dispersión, fin de la tregua. Trato impune, irreprochable, asegurado por hilos de hierro que convierten carnes en marionetas. Me uno con pesar a la danza que los titiriteros proponen, esa danza de fuego que nos quema con su ritmo, mostrándonos tan vulnerables...
- El juego macabro termina, como cada día. Se alejan los muros, arden menos las ataduras, ahora liberadas. Pronto los pulmones se ensanchan disfrutando de respirar, pero vuelven a encogerse tras recordar que la pena aún no termina, sino que nuevamente se acerca.
- Emprendo esa caminata sin rumbos imaginarios, emulando el andar del autómata, que cumple como fiel soldado su misión, llevando sus pies donde debe, pero no donde piensa, imagina o prefiere. Los sentidos se pierden en la inmensidad del cemento.
- Sufro el calor que sólo el agua trae. Aires espesos, brumas invisibles, insultos que no lo son, esperas bajo el rigor de la quietud lejana a lo que necesitamos. El quiebre de una ilusa obsesión, mil pedazos de cristal que quizás ayer nunca se hubieran pulverizado.
- Viaje, viaje, viaje. Tan sólo eso soy capaz de discernir, sumergido en oleajes humanos, rodeado de ansiedades por alcanzar destinos tan distintos como coincidentes dentro del móvil. El aire agobia, y el pesar del día que aún continúa se hace notar cada vez más.
- El fin que no es tal. Lleno de promesas que se pierden, y de falso amor que se esfuma entre paisajes urbanos. Es, tan sólo, un día más... sin sol ni lluvia, atento a la mediocridad del vicio de la rutina, que nos mantiene olvidados rehenes, inmersos en el crudo paso del tiempo que no alegra ni entristece, pero que poco a poco se sigue escapando...
...todo eso es suficiente, para poder preparar un amargo cóctel, llamado "Mal día"