domingo, 26 de diciembre de 2010

El corte

Algo falló. No entendiste mis intenciones, ni yo comprendí tu fragilidad. Ambos somos culpables de esta ruptura, tan posible como humana. Y tras ella, el dolor compartido.

Causarte daño me causa daño; verte callar de golpe me paraliza, despojándome al instante del frenesí festivo de tu cuello... Nunca creí que esto pasaría, lo admito. Uno tiende a pensar que ciertas tragedias son y serán siempre ajenas y lejanas, pero hoy caigo en cuenta que no.

Te pido perdón, si realmente soy parte de tu rechazo. Es que pensarme dentro del problema me duele; es casi un cuchillo caliente que se entierra en mi mano, adicta del deseo de tu cuerpo. Pero no me resigno a creer que soy el único artífice de tu herida. No lo acepto, no... Tiene que tener de tu parte también.

Pensar que fui advertido y aconsejado para que esto no pase... Pero la irreverencia de quien no quiere entender es una de mis más imparciales cualidades, y lo acepto, hoy más dolorosamente que nunca. Aquellos que supieron y se atrevieron a opinar, hoy ya no importan, pues acaban de ser desoídos, y, como toda memoria que se desvanece, ya no sirven con el acto consumado.

Verte ahí, entre gritos dispersos, con esa herida en el cuello que te calla, y mi mano como ejecutora del corte, es ahora nuestro único presente. Pronto llegarán visitas que vienen a vernos, a ambos por igual, y no podrás ya decirles más que los incompletos gemidos que ahora vociferás. Te verán tendida a un lado, callada, tiesa e inútil... y sin dudas, notarán ese corte definitivo.

* * *TIMBRE* * *

Tarde... ya estan acá, dispuestos a inquirir sobre tu notoria herida...


- "...che Gaby, cortaste cuerda", me dice un amigo mientras examina la guitarra.

- "Si, hace unos minutos... Y bueh, cosas que pasan, que le vamos a hacer", le respondí...

lunes, 20 de diciembre de 2010

Tan cerca, tan lejos...

Tu piel, también mi piel,
tras centímetros inagotables,
que consumen, infranqueables,
los instantes compartidos.

Estando cerca, muy cerca,
casi tocándonos de a poco,
propiciando el fuego, un foco
que no llegamos a encender.

Estamos a una distancia
tan pequeña, casi una tangente,
pero enorme, y tan insolente
que nos conforma con las voces...

Voces que ríen y hablan,
auguran calidez casi infinita,
pero son flor que se marchita
pues no sacian nuestras ansias.

¿Conforman al hambriento
las semillas de un trigal?
Es tácita la desdicha sin igual,
lo más incoprensible del sentir.

Meditando esa respuesta,
buscándole una explicación,
no hay lógica, no hay razón,
que condene nuestro paralelismo.

Entonces reaparece un dilema
otra vez desvelando mi mente...
Aún no me explico cómo la gente
puede estar cerca, pero tan lejos...

jueves, 2 de diciembre de 2010

Adiós, Nonino...

Lo oigo llorar
entre ciegos rincones.
Naces, vives y mueres,
causa y obra del querer
más profundo y hondo.

Lágrimas de paz
se escurren sobre tí,
brotan de los dedos
que motivan tu cantar,
anhelos de libertad.

Susurros armónicos.
Disonancias y palabras
rudas, tan fuertes
como cientos de gritos,
dirígense hacia mí.

Es ese, tu llanto,
alma de Buenos Aires,
cuerpo del puro arrabal
vivo y ardiente,
recuerdos de identidad.

Corpóreo y audible
ese pesar hecho canción.
Bandoneón eterno, libre,
dueño y amo del tiempo,
registra hoy tu sentir.

Cante señor, cante,
libérele de prisión.
Cautiva en ese fuelle
la canción de despedida
de ese, nuestro Nonino...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El infante

Un niño. Una mesa amplia, robusta e imponente delante suyo. Un rústico rompecabezas a medio armar, desplegado aleatoriamente, mezclado por el destino incierto que todo lo sacude. Pero no. Ya no es un rompecabezas, por más que tome su forma en este mundo material, para mostrarse presente y tangible. No. Eso ahora es algo más complejo que simples formas de sinuosos contornos, que buscan desesperados esa otra parte que le de sentido a su existencia. No. Eso ahora es un reto.

Un niño. Una mesa amplia, robusta e imponente delante suyo. Un reto a medio definir, esquivo de las certezas tan necesarias, un dominio apropiado por la inexactitud de la volátil carencia de pistas. Un mapa sin brújula, tal como el centro del amplio mar, es lo más cercanamente asemejable. Un reto que reposa inerte, pero hambriento de tiempos que se consumen al ser fagocitados por él y su esquiva resolución. Una pieza. Otra pieza. Cientos de piezas. Todas sobre una mesa que no es una mesa, sino una vida.

Un niño. Una vida, en la cual reposan los cientos de piezas que conforman un reto. Una vida muda y sumisa, aguardando impaciente el final del solitario, casi macabro, pasatiempo, harta ya del danzar de las piezas y figuras inconexas, que pareciera no tener fin. Un rompecabezas de una imagen móvil, animada como una película de cine mudo. Una burla a la conciencia de quien observa atentamente, acompañado por los sueños de resolver ese sádico juego, que segundo a segundo lucha por mantenerse inconcluso.

Un niño. Una enorme atadura enclavada a su pequeña muñeca. Una cadena de eslabones grises, que lo aferra a la mesa, pero también a su irreverente desafío. Un amarre sólido, forjado de convicciones profundas y de nobles valores, aleados íntimamente a trozos de sueños rotos e ignoradas virtudes. Se encuentra preso de sus propias obsesiones, gravitando y deambulando cual fantasmas a mediodía. Y a su alrededor, ve adultos por doquier, observándolo cautivo, algunos sumidos en compasión, otros en burlonas caras de gozo.

Pero a todos por igual oye decirse entre sí, siempre señalando: "mirá esa mesa, aunque no parece una mesa... sobre ella hay un extraño rompecabezas... pero que no es tal... y mirá, a un costado hay un niño encadenado... ¡ah, si, es cierto! pero no, ese no es un niño..."

martes, 23 de noviembre de 2010

Cosas que pasan...

Las cosas pasan. Quién sabe cómo o por qué, pero pasan, y obviando cualquier interrogante. Es curioso ver como, caprichos del subconsciente mediante, las cosas se deforman, se reinterpretan o redibujan a gusto y disgusto. Las cálidas sonrisas se convierten en caricias intangibles... el brillo de los ojos parecen ser puertas a un paraíso lejano, que nos condena a la mera admiración... hasta los gestos más irrelevantes pasan a ser señas cómplices que portan sueños rezagados en un mundo de hostilidades.

A veces, la fría pero cierta lógica tiende a desaparecer, se refugia de los impulsos del soñador empedernido, indignada y resignada a observar como cientos de preceptos se corrompen al unísono, desafiando todas las probabilidades, enfrentando incoherencias y asumiendo negligencias... Impulsos tan vivos como irreverentes, cargados de sorna y prepotencia, luchando descaradamente para validarse, demostrar que no todo lo pensado está dicho, ni que todo lo dicho responde a lo pensado.

Estos sinceros brotes de rebelión, envueltos en mantos de irreflexiónes e insensateces, a veces parecen salir pateando todo en su camino, en ese tránsito corto pero intenso situado entre los oídos. Son rebeldes con causa y comandante, con origen y sentido, de pasos firmes y puños apretados. Solamente limitados por la profundidad y claridad de nuestros propios sueños, es como tener un batallón de impetuosos sentires merodeando dentro de sí. Y lo logran, al menos fracciones de segundos en las que plantan la semilla de una confusión.

Y es donde la lógica retoma la voz de mando, ese mismo punto en que ese grano de insensatez es clavado. Como soldado que intenta desactivar una bomba, el tiempo urge cuando la provocadora semilla no tiene ningún otro camino más que crecer a sus anchas, y esparcir su propia falta de identidad. Respirando de su propia cobija y presa, las raices expanden y afianzan las cuestiones sin resolver. Puntos oscuros en la conciencia, torbellinos voraces que no avanzan, pero ceden cada vez menos espacios...

...Cuándo pasará esta sensación, si tan sólo lo supiera...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Intento componer...

...frases que reflejen la vida, como un charco de agua cristalina, donde las realidades son tan visibles como deformables, en olas que sólo el destino podría predecir

...porque escribo lo que creo, creo lo que siento, y siento lo que vivo, formando ese círculo mágico que enmarca la sinceridad del hombre

...esa melodía que nunca disguste tararear, siendo cálido reflejo de un bienestar siempre presente, abrazando el alma en un íntimo momento de paz espiritual

...desde el más dulce de los requiems hasta la más salvaje de las marchas ornamentales, abarcando ese sinfin de emociones que un ser puede llegar a contener

...textos en párrafos breves y compactos, pero a su vez amplios y abiertos, soltando las mentes y liberando los sueños de quienes los leen, aportando de sí en cada uno de ellos

...para liberar cientos de ataduras, aquellas que acosan omnipresentes pero sumidas en el sonoro silencio de lo más profundo del ser, manifiestas cadenas que no terminan de ceder

...para describir eso que no se describe, y para decir todo lo que no se dice; cientos de cosas cubiertas bajo mantos de pudor esperan por su turno para alcanzar la libertad


...porque me gusta intentarlo, aunque todavía no me salga nada...

martes, 9 de noviembre de 2010

Luna de Buenos Aires

Alta la Luna, dueña de los cielos nocturnos para todos quienes tenemos la dicha de observarla. Reina de la inmensidad, desamparada de la luz solar fugitiva, se agobia por la intensa luminosidad de la insomne urbe. La noche ya no le pertenece; el arrebato soberbio, casi violento, del alumbrado, pertenece ahora a la masiva aglomeración de radiantes luceros de mercurio.

Hasta hace no tanto, la Luna solía marcar el principio de una noche. Majestuoso reloj natural, acompasado a las estaciones y los climas, siempre parte del desfile astral que el universo pone a nuestra disposición. Consejera de poetas, vigía de románticos incurables, guía infaltable de cientos de marinos, e imagen idolatrada por quienes adoran a las deidades celestiales...

Pero una cierta noche, su brillo dejó de iluminar con su manto de plata, ante todo aquello que le rendía homenaje. Su resplandor comenzó a diluirse entre cientos de orbes de cristal, luminosos como estrellas a escala diminuta. Y es que el hombre, tal vez celoso de su imperio eterno ante las puertas de la inmensidad, decidió prescindir de ella con fríos reemplazos, orgullo de su tecnología y reliquia de su vanidad.

Seguramente con lástima ante la irreverente displicencia de la raza humana, abrazada durante cientos de años por su cálida aura, la Luna decidió inhibirse. Ya su plateado afecto no era correspondido, sino súbitamente desestimado por los sucesores de aquellos que, en untuosos arrebatos de pasión, tanta pleitesía le habían demostrado. Es que no hay peor agravio para quien fuera amado, que el renegar ajeno sobre la propia existencia.

Y así es que, en las más grandes ciudades, la Luna empequeñece en la oscura noche, advirtiendo a las estrellas que no intenten asomarse. Parece mentira, que un mero satélite natural parezca tan humano...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Recuerdos impropios

Fulgor interior; reanimados sentires impulsores de los más salvajes e innatos deseos, rejuvenecen invocados tal vez por su largo silencio, o presos de los sentidos que rigen y gobiernan sobre sus tensas cadenas, amarrando y esclavizando, mas nunca domando su nativa furia. Quién sabe cómos y porqués... solo nos limitamos a saber que ahí están, latiendo al compás del corazón que los alimenta.

Irrefrenables memorias que no lo son, modeladas y vividas por seres que no las han vivido, sino que aparecen sentidas en lo más profundo de la esencia, tan ciertas como humanas. Constituyen a la vez cautivas y captoras, expectantes y cautelosas de su propio respirar, confundiendo e ignorando espacios y tiempos que todo lo determinan menos su vital razón existencial.

Fogoneras de impaciencias y tensiones, alimento de dichas y pesares, un péndulo constante de la marcha de la vida; poder de voz y voto, aunque desborde irracionalidad y descarte opiniones. Vive en mi, en ese, en aquel, en ese otro también... es recinto e inquilino simultáneamente en todas partes, sumiso algunas veces e insostenible otras tantas.

A veces siento que me ganan la espalda, estos recuerdos ajenos a mi, grabados a fuego tan por dentro que serían imposibles de extirpar, buscando cobrar su paga de libertad, nunca antes satisfecha. Submundo humano inmerso en las profundidades, fundido en cada uno de nosotros, forjando gran parte de las piezas de la maquinaria que nos mantiene despiertos. Tan poderosas son estas memorias...

Al dar sus primeros movimientos avivados por instinto, luego sometidos por la falta de fe, esos inmemoriales recuerdos fueron encarcelados finalmente en una celda de hielo, donde todo aquello que no brilla termina por morir. El fuego de la justa insurrección los mantuvo a duras penas vivos, aunque frágiles, emitiendo una cansina luz sin alcanzar a desvanecerse jamás... aún sedientos de sueños, y tatuados de crueles azotes, siguen vivos...

Viven, porque aún pese a todo, vivimos pegados a ellos. Sueñan, porque somos nosotros quienes soñamos, haciéndolos parte de los mismos. Iluminan, porque somos luceros plantados en el tiempo que el destino nos otorga, luchando por iluminar nuestros caminos mutuamente... Y todo eso estas memorias lo saben, porque pese a todo son recuerdos que no se recuerdan, pero que son herencia directa del mágico polvo de estrellas que rige nuestro origen y nuestro fin en este universo...

martes, 26 de octubre de 2010

Rimas del desamorío

Cae un telón, cambia un universo;
un inevitable ocaso oscurece el cielo.
Las estrellas brillan con recelo
contemplando el presente adverso,
el futuro, sin un rumbo inverso,
arremete y aplasta contra el suelo.

El fénix, dulce cuento de hadas
que no existe en nuestra realidad,
ilusiona, su luz se torna verdad
en las mentes más desesperadas,
pero sigue dejando desamparadas
almas en pena que no logran reencarnar.

Luceros extintos cargados de fe
se hacen carga, una mochila de plomo.
La desilusión que golpea el lomo
se siente, causa hambre y harta sed,
pero ya nada queda mas que crecer,
pese a los porqués y los cómos...

Rumbos dispares, pensamientos inertes
penden en el aire, desarticulados,
brotan de los rincones olvidados
oscuros lazos los unen, lazos fuertes
sostenidos por momentos carentes
de lógica, pero con seres amados.

Es mi propuesta, aunque suene violenta,
dejarlo todo detrás en el tiempo,
guardar sólo aquel buen momento
sin recordar la historia de vuelta.
Es que la gente que vive contenta,
logra sus sueños, sean uno o un ciento.

A veces las cosas duelen, puñal en pecho.
Es una verdad, pero siempre a medias
ya que la vida, pese a las tragedias,
sigue su curso, y eso es un hecho;
todavía queda un largo trecho
para transformar dramas en comedias.

Dedicado a todo aquel a quien le caiga en suerte... Una simple visión personal de algunos asuntos tan humanos como cualquiera.

lunes, 25 de octubre de 2010

El sueño azul

Y érase una vez un sueño... un sueño azul... azul como el agua en altamar, o como la inmensidad de los cielos, da igual... un sueño al fin, repleto de los tantos matices que lo decoran y terminan plasmando su mismísima esencia, definiendo el cómo y porqué de su existir. Un sueño que late con vida propia, alimentándose de inextinguibles esperanzas, pujante de libertad dentro su cárcel humana, luchando por salir a la luz.

Liberación interior, magia desatada, posteridad intelectual, desahogo de creatividad... algunos sueños pueden acarrear tantas ilusiones, que serían imposibles de enumerar. Y yo vi surgir uno de estos sueños... lo vi tomar forma, corporeidad física en este mundo material y tangible en que vivimos. Un pequeño trozo de cielo, que sin serlo, brilla con sus propias estrellas, aquellas forjadas de ilusiones enlazadas por el tiempo.

Un CD, hoy convertido en la viva reencarnación de un sueño anhelado, reluce en mis manos, con una dimensión lejanamente comparable a un simple producto informático. Se trata de un diamante en bruto, una gema que carece de tratamientos superficiales, siendo el más claro ejeplo de que, por más que la sencillez apremie en el disco completo, una joya no deja de ser una joya, aún sin todo el maquillaje tan a la moda.

Una a una, las pistas se van sucediendo. Viejos clásicos que, paradójicamente, nunca envejecen. Jóvenes versiones de añorables íconos del jazz, la bossanova y el blues, resurgen intactas de magia, y vírgenes de adiciones y retoques actualmente típicos, ajenos todos a su verdaderas esencias. Transmiten un claro mensaje, tristemente no demasiado comprendido hoy en día, pero tan válido como siempre. Cálido y tierno como un susurro entre enamorados, pero sólido y tenaz como un guerrero... un disco forjado con un gran carácter expresivo.

La obra es, además, un particular llamado a escuchar y compartir las creaciones propias de los autores. Puntos que, pese a ser minoría en la compisición del álbum, superan la calidad de los clásicos mencionados. Un desparramo de talento, canalizado sabiamente, de la mejor manera que podría enfocarse. Temas donde la emotividad no obscurece el brillo, y la rítmica delicada no se convierte en frágil... con un balance que sólo quien escribe por sentimiento puede lograr, y finalmente llegar a transmitir.

Y pensar que esta obra maestra nació como un sueño... un sencillo pero hermoso sueño azul...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Tarareando con la aorta

Improvisar en la música, instrumento en mano, es una de las expresiones más perfectas y a su vez más simples que puede haber en la vida de una persona. Ya sea en la soledad de una habitación, como también acosado por decenas de miradas clavadas en uno, es una experiencia fantástica. Es, sencillamente, experimentar la libertad de los sentidos, aplicados y canalizados a través de algún medio locutor, que a fuerza de no proferir ni tan sólo una palabra, puede decir muchísimo.

Un discurso del alma, que no tiene voz, pero sí conciencia, y se manifiesta en la motricidad durante la ejecución del instrumento en cuestión. Es ver brotar ese manantial de cosas que nunca supimos donde están enterradas y escondidas en el fondo del propio ser, y que nos maravillan en la intimidad, siendo cómplices de haberlas parido desde lo más profundo hacia la superficie, y sin escalas.

Son secuencias de colores que no se ven, un baile de tensiones y reposos audibles, que asocian y disocian ideas, sentires y credos del artista afortunado, al invocar los pasajes extendidos de su propia piel. Combinaciones animadas de arritmias y compases, afloran anudadas en busca de desintegrarse a través del aire, bombardeando, penetrando, a quienes se arriman presos del éxtasis musical, buscando absorber y adoptar las coincidencias sensoriales transmitidas.

Es por eso que tengo que agradecer, al querido Beto, la oportunidad de su tiempo, de su espacio, de su sabiduría conceptual y espiritual, de ese todo que es nada y esa nada que es todo, cuando entramos a explorar el ámbito musical. Gracias por el abanico de caracteres sonoros que dejaste a disposición, gracias por adiestrarme en su uso, y gracias también por creerme capaz de demostrar que puedo combinar y redescubrir mis propios panoramas a gusto y forma... Por eso, muchas gracias...


PD: Ahora con un diploma de Rockstar en la mano, es otro motivo para agradecer, jaja

lunes, 27 de septiembre de 2010

Señoras y señores...

Noche porteña, pocas estrellas en el cielo urbano, que ataca el imperio del eterno infinito astral, cegando los mágicos fulgores con sus luces de mercurio. El clima acompaña cediendo la quietud y la calma, enmarcando la velada con la suave brisa nocturna. No hace calor, no hace frío; no llueve, ni tampoco el sol está presente, solo instrumentos regados por doquier, en paredes, suelos y hombros ajenos.

Equipos, vaivenes humanos, aire enriquecido de arte expreso en notas o acordes, acompañan el ritmo que marcan los pasos que deambulan incesantes por los ambientes. Patio abierto, techado tan sólo por la inmensidad del oscuro telon celestial... Sillas, sillas, y más sillas, formando rigurosas filas, dispuestas a contener el aluvión de gente y de música, en partes iguales.

La masa comienza a replegarse sobre los asientos, trayendo y esparciendo, contribuyendo a la ansiedad de quienes se disponen a cerrar el binomio del espectáculo propuesto. Nerviosismo, tensión voraz, pero también confianza y deseo de ser lo que se desea ser, y de hacer lo que se viene a hacer... Finalmente, el grupo de gente que dispone de ganas, tiempo y hambre de música queda replegado formado el público de la noche.

...Y la noche comienza... simples muestras del básico arte de la música, que arranca las primeras palmas de la noche, rompiendo con la titánica tarea de la apertura, que, increiblemente, pese a la carga emocional, no logró arrebatar la emoción juvenil de las protagonistas. Y así, sucesivas precencias de pujantes sueños musicales fueron redondeando la noche más especial para quienes empezabamos así nuestra lista de presencias públicas.

Finalmente, la experiencia toma el mando, con una breve y contundende actuación del gran dúo TRIM, en las cuales reviven piezas conocidas pero no por eso menos espectaculares, ejemplos de ejecución con sentimiento y entrega total. Y la velada termina con una contribución de la banda invitada Mar Aun, una verdadera joya que logra sorprender con su sólida mecánica compositiva y su dulce combinatoria de instrumentación, un muy valioso descubrimiento para quienes amamos la música.

En fin, sólo me queda la certeza de que deseo que se repita alguna vez la maravilla del evento...

martes, 14 de septiembre de 2010

Irreversible...

Irreversible, el haz de luz que atraviesa el espacio sin rumbo ni sentido...

Irreversible, oir esa voz cargada de adioses que gritan, así sea susurrando...

Irreversible, cuando la lluvia le cede al sol el imperio de los cielos...

Irreversible, el paso del tiempo, implacable, constantemente hambriento de segundos...

Irreversible, aquel escape vertiginoso, incomprensible, tan seco como una muerte...

Irreversible, la capa de ceniza que todo lo cubre, en las urbes de luz eterna...

Irreversible, el vacío, el desprecio, el indeseable regalo de la indiferencia...

Irreversible, la filosa guadaña, acosadora sin descanso, cuando elije un objetivo...

Irreversible, la complicidad con la irreverencia de quienes transitan la vida sin un sentido...

Irreversible, tu cuerpo, mi cuerpo, la distancia y el destino que nos separará por siempre...


Irreversible es todo, ya que ningun momento volverá a ocurrir jamás...

lunes, 13 de septiembre de 2010

Humanizando el trabajo

Todo en el trabajo es rígido. Esa es la concepción que, a priori, tenemos de nuestro entorno laboral. La inflexible rigurosidad de nuestras relaciones interpersonales parece ineludible. Hablar con un jefe pasa de ser solamente una charla a ser una batalla de ideales, de despliegues pirotécnicos de palabras que pelean silenciosamente por llegar mas alto que las de nuestro interlocutor.

Solemos olvidar que los que nos rodean son seres humanos, con riquezas y miserias, con tantas bondades como porfiadas actitudes, tan humanas, tan normales como el sol o la lluvia. Son gente como cualquier otra, que lamenta tanto como uno ser cautivo de este sistema que nos amarra a todos, observándonos luchar por mantenernos a flote en este caldo de rutinarias obsesiones.

Es un reto llegar a comprender, entender y asociar la idea de que esos mismos seres que nos rodean en una competencia salvaje, como lo es el ambiente laboral, que nos envuelven entre las rígidas tramas de las responsabilidades, sujetando y asfixiando, también tienen deseos de ser y de crecer, de comprenderse con gente afin, de escuchar y ser escuchado, de no sentirse solos en este lugar que a todos nos oprime a la obediencia jerárquica.

Y es por todo eso que hoy tímidamente comienzo a comprender, que cada día la comodidad aumenta, pese a las mayores presiones, mayores responsabilidades, mayores compromisos y en menores tiempos... todo se diluye y se redibuja cuando se encuentra con la causa raíz de todos los actos: son solamente seres humanos que los llevan a cabo...

Noche junto a los mios

Noche porteña, grabada en luces y sombras que no descansan en su incesante subsistir. El tránsito, la masa humana que no duerme, el desfile de móviles ruidosos y faltos de paz... Básicamente, una noche más en el nido de concreto que entre tantos compartimos, alimentando al barullo al que tan mansamente nos hemos sabido entregar.

Motivados por el aún reciente día especial, en la vida de alguien especial, nos encontramos reunidos para celebrar la conmemoración del nacimiento de quién hoy compartía nuestros ratos. Una persona conocida hace ya mucho tiempo... 15 o 16 años, tal vez más, tal vez menos... mi memoria divaga en nubes de recuerdos demasiado lejanos como para exigirle precisión.

Amenas las charlas compartidas, los ratos de incesante parloteo que preceden a la modesta cena, simple pero no por ello menos valiosa. Pizzas sazonadas con miles de perladas sonrisas, decoradas con miles de charlas y saboreadas con mucha hambre, hacían olvidar que, en otro punto del mapa, menguaban las chances de la espectacularidad musical relegada a un segundo plano.

Para el final de la noche llega la ronda de mates, esa amada y tradicional infusión tan argentina como el dulce de leche o la arrogancia. La lucidez empieza a desvanecerse, escurriéndose como arena entre los dedos, presa del grillete del sueño, y marcando el principio del final de la velada. Es por eso que, uno a uno nos retiramos, buscando ceder a los placeres del descanso.

Pero mientras volvía a ese, mi lugar conquistado, tan propio como personal, lo entendí muy claramente... esa es la gente con la que quiero y disfruto estar. No es algo que pueda decidir, o siquiera pensar claramente, sólo sé que es así. Y por eso hoy, agradezco a la suerte por estos ratos de alegrías compartidas entre nosotros, y estaré siempre esperando por la próxima vez...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Amor a primera vista

Sinuosa tu silueta, franca y esbelta, tan ligera como impresionante, estilizada y perfecta. El curvilíneo atractivo de aquello que la perfección intenta imitar sin poder conseguirlo. El tacto de tu cuello, firme y seguro, tan sedoso como el más fino de los géneros. Tus rizos oscuros, dibujados por el tiempo y el azar, fruto de años de sano crecimiento, son una de tus muchas pruebas de belleza.

El brillo de tu piel, la cubierta más resplandeciente que semejante cuerpo podría tener. La picardía de tus recobecos y la simpleza de tus movimientos, terminan de remarcar los agudos sentires de tu fino pero asequible estirpe de encantos. Todos esos atributos que hacen que no pueda dejar de mirarte, pensando sólo en el próximo momento en que mis brazos te abracen para oir tu agraciada voz.

Pensar que desde la primera vez que te vi supe que tenía que conocerte... Eras esa medalla que tenía que conseguir, lo sabía sin realmente entender el porqué, sólo siendo consciente que la magia estaba ahí, esperando que nos encontremos para darle un sentido a esta historia que no había empezado aún, pero que tantas páginas había comenzado a escribir.

Y así fue que nos cruzamos. Rodeados por barullo capitalino, y por multitudes de seres que, como nosotros, se buscan para contar cuentos que nacen desde lo más profundo del alma. Te vi a lo lejos, entre tantas otras, eras una más en la reunión, pero no para mi. Mis ojos, tu belleza, mis brazo, tu cuerpo y tu voz... "Venite conmigo", recuerdo que fue todo lo que llegué a susurrarte.

Comenzó entonces nuestra historia juntos, guitarra querida... y espero que no se te olvide...

Schecter Omen Extreme 6

jueves, 9 de septiembre de 2010

Arena y sal

Vuelvo a la playa que siempre sueño,
lejos de la jungla de cemento y su denso aire.
Libre de tiempos y espacios, dominio del mar,
me recibe la brisa cargada de arena y sal.

El sol baña la dorada e infinita costa.
Panorama dominado por mi propio deseo,
impoluto el cielo, imponiendose a la vista
del que disfruta de ver sólo arena y sal.

Perdido en mis sentidos, desorientado,
exhausto de andar caminos de grava molida,
harto del monte, harto del desierto,
me refugio aquí, rodeado de arena y sal.

Respiro profundo, exhalo mis pesares
bajo un árbol amable que me regala su sombra,
seducido por el susurro del incesante oleaje
me recuesto en pequeños médanos de arena y sal.

De repente la aparición de una nave, lejos
donde la vista no ve más que comparaciones,
"tal vez vengan por mí, celosos de mi paz,
a desterrarme del paraiso de arena y sal".

Desembarcan finalmente los navegantes
foráneos, inmigrantes en mi playa de ensueño.
Se ven curiosos, como sedientos de inquisición,
a preguntarme qué hago entre tanta arena y sal.

"Cómo puede alguien conformarse
únicamente con la inmensidad que lo rodea,
mire hacia donde mire, un paraíso desierto,
sólo veo mar y playas, cubiertas de arena y sal".

Y ahí comprendí que el secreto,
la verdadera razón del entorno, hoy cuestionado,
es que, por más que sea simple y sea poco,
vivo lo que quiero, un sueño de arena y sal...

martes, 31 de agosto de 2010

Volver a casa...

Y allí estaba, una vez más, compartiendo mi destino con las paredes que, por capricho del azar, no terminaban de acobijarme. Sinsabores de novato, eran las únicas experiencias que me había dejado vivir ya, apenas comenzaba a tomar conciencia de mi ser en la quietud de mi nuevo hábitat. Una tormenta de sorpresas, algunas agradables y otras no tanto, que ya se alejaban dejando paso a la calma de saberse autosuficiente para afrontar los inconvenientes.

Sueños de libertad y calma, paz espiritual y tranquilidad, materializados en esos ambientes, tan pertenecientes al ámbito urbano como cualquiera de los otros. Ambientes que no distinguen de piedades ni sentires, pero que contienen a quien así lo desea. Ambientes llenos de nada, densos de aire por llenar, con mil recobecos que invitan, seduciendo los sentidos, en el fino arte de saber aprovecharlos.

El reencuentro con mis cosas, aquellas que días atrás había relegado por el éxodo forzado por las corporaciones, fue reconfortante, como todo golpe de familiaridad con el entorno. Volver a sentirse cómodo, volver a reconciliarse con todo lo que recién comenzaba a domar, volver a sentir que el control de mi presente me pertenecía completamente... volver, en definitiva, a casa...

Es por eso que, una vez más, nacen nuevas metas, nuevos objetivos, nuevos panoramas de progreso, basados ahora en la estabilidad de ser y estar en donde elijo hacerlo, continuando con el objetivo de crecer como persona, liberando las riendas que siempre sujetan a los perdidos soñadores de paraísos utópicos sin sentidos reales, los eternos soñadores, como yo también aprendí a ser.

Por eso, a riesgo de parecer apresurado, me arriesgo a decir... "hogar, dulce hogar"

jueves, 26 de agosto de 2010

Diario del mutuo abandono

Te esperaba, aunque sabía que no estarías... Es verdad, podría habértelo dicho, pero preferí realmente confirmar que no vendrías por mí. No hubo tiempo dentro de tu tiempo, ni espacio dentro de tu espacio, que estuviera libre para regalar solamente un minuto, un gesto, una sonrisa... Sólo la nada misma decidiste cederme, como única muestra de nuestras existencias.

Ya lo imaginaba hace tanto tiempo... Tu camino se abrió del mío, en ese punto en el cual se pone el sol. Una bifurcación irreparable, quedamos a la deriva, y desde ahí, cada cual solamente se limitaba a mantenerse de pie sobre su propia balsa. Nos dirigíamos a los puntos más dispares que la vida tenía para ofrecernos, y esa fue la única respuesta al porqué de nuestros presentes.

Nunca comprendí tus decisiones, ni vos las mías, lo sé... En un principio creí que creceríamos juntos, compartiendo días y experiencias, yendo a la par en el complejo camino de vivir. Tu ayuda para mí, mi ayuda para vos, y el compromiso tácito de ser complementos perfectos. Pero eso hoy lejos quedó, como esas ilusas promesas que se hacen durante los amaneceres de inocencia.

Tu nueva compañia, rebozante de sueños irreales y vívidas fantasías de ser lo que sólo existe en mundos de cartón, es ahora tu refugio, tu altar de magia y encanto, de distracción y sencillez, lo suficiente para estar conforme. Mientras tanto, yo sigo mis pasos, cada vez más lejos de los tuyos, atento a no caer en las delicias de los espejos de colores, que cegan la razón de los soñadores imprudentes.

Se también que es un triste final para un amor, que finalmente nunca lo fue... no por vos, no por mi, sino por el capricho de ese universo que nos mantiene cautivos de las pasiones truncas, y por el insaciable antojo de ser como somos y no estar dispuestos a reflexionar en pos de un futuro venturoso, amplio para dos almas que se quieren y necesitan.

Por eso, devuelvo sin chistar tu libertad, y reclamo la mía con aguerrido celo... No me llames, no te llamo. Guardemos este pacto de silencio, sin siquiera volver a mencionarlo, y tragando saliva cuando nuestros respectivos fantasmas invadan la mente del otro, llenas de recuerdos de infantiles tardes compartidas. Total, no es más que eso, un final más en nuestras vidas...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Un año mas, y van...

Un nuevo año que se va. No para todos, ni siquiera para la mayoría mundial. No por religiones, no por razas ni tampoco por costumbres. Se trata de un evento que todos atravesamos generalmente, sin realmente diferencia con el resto del mundo de los vivos. Se trata de un año más cumplido.

Para muchos, se trata del gatillo que desata festejos intensamente esperados, casi de dimensiones inentendibles. Para muchos otros sucede totalmente lo contrario, lo viven siendo seducidos por la total vulgaridad de un día más en el planeta tierra. Y para un tercer grupo de gente, un poco de esto, un poco de aquello, tomando de ambos bandos lo que más racional creemos rescatar.

Y es así como lo siento. Me detengo, lo medito profunda pero sutilmente, sin motivos para encasillarme en ninguno de ambos extremos. Abundan las alegrías, no sin aparecer junto con sus no tan felices dualidades. Altibajos, sueños que nacen y sueños que mueren, suenos que se cumplen y sueños que se desmoronan, deseos de crecer y mejorar, sin resignarse a desdibujar lo conseguido. Montones de experiencias, montones de sabiduría, montones de vida caminada.

23 son ya las veces que he visto nacer al sol después de mí... lindo protagonismo que el día propicia para nosotros. Un día tan mágico como queramos, ya que tan sólo de eso trata. ¿Será este un día de balance, de perspectiva ampliada, de renaceres de esperanzas perdidas en los rincones de nuestro ser...? ¿o quizá de serena reflexión frente a un futuro que viene en camino, pero en largas y cómodas cuotas...?

En fin, de todas maneras, da igual... Asi que, sin demorar más mi mensaje... ¡¡Feliz cumpleaños para MI!! jajaja

lunes, 23 de agosto de 2010

Golpe de oscuridad

Es feo llegar a casa, después de pelear, de debatirse todo el día entre las tiranías del mundo técnico-comercial, de quemar nuestro combustible diario en recurrentes tareas, y ver que, irónicamente, no podemos ver... no hay luz, ni siquiera hay electricidad en absoluto, solo acompañan las sombras que día a día vuelven a revivir su propia noche.

Solo, cansado, sucio y desprolijo, y ahora sometido a la irremediable soledad de las solitarias paredes de ese territorio, en el que día a día me encontraba más cómodo. Comienzan los interrogantes habituales... ¿habrá habido un corto en casa? o ¿será una falla de la zona? ¿una fase caída?, y así con tantas otras, a las que los malos servicios nos tienen acostumbrados.

Recorriendo los eslabones de la cadena de sucesos que hacen posible usar electricidad, uno por uno, descartando problemas y soluciones, recorriendo a tientas los oscuros ambientes que me rodean. Nada. Todo está tan correcto, que dificulta la idea de encontrar los cómos y porqués del oscuro presente. Minutos de cuestionamientos que llevan directo al exterior.

Y asi fue que, gracias a la ayuda de quienes comparten las paredes por las cuales todos andamos, llego a la raíz, el nodo esencial del problema. La ausencia que marca el evento, el gran faltante de la tarde... el medidor. La antesala del cableado, vital dispositivo para quien consume, y más aún para quien usufructúa con el consumo ajeno. La caja estaba vacía.

Pensamientos con saña, generados por problemas pasados de incomunicaciones, que hoy me dejaban a la luz de las velas, las cuales, lejos de ser hoy un ícono romántico, servian sólo para ver más allá de la propia nariz. Rato frustrante, mientras recopilo menesteres personales, preparando el ineludible éxodo forzado.

Regreso a las fuentes, las bases en las cuales se ha fundado mi progreso, y el porvenir de la agradable soledad. Vuelvo contento a compartir el aire del mismo hogar, ese que nunca dejo de pertenecerme; pero también vuelvo con cierta inevitable frustración, causada por el perverso entramado, tan irreprochable como inesperado, que me hacía regresar...

Es algo temporal, que pasará al ritmo de la burocracia perversa de los servicios públicos...

jueves, 19 de agosto de 2010

Mal día

- Largo, pesado, sueño de coloridas primaveras que alcanza su fin. La perspectiva de la realidad, fría, casi siniestra, me rapta a vivir un sueño que me es ajeno. La luz que no llega, el aire que no se mueve, el tiempo que no vuelve atrás, y aprieta de a poco...

- Eterno desplazar de malestares adolescentes. Inagotables minutos que parecen picar como lluvia de estacas, callando, cegando, congelando los más jóvenes suspiros de libertad. Encaro este zigzag de emociones abatidas, exaltando sentimientos de resignación.

- Prisión sin rejas. Frías las paredes, fría la celda, frío su aire, fría su alma entera; observando mi ineludible rendición, gozando de mi sometimiento, haciéndose siempre de una sonrisa por cada alma en cautiverio.

- Son raros los vicios del espacio tiempo, otorgándome alivios que nunca están de más. Ser, estar y sentir, todo a la par, respirando el aire que elijo y no el que me queda por consumir. Afuera, la luz goza de su plenitud, mostrando que la vida continúa.

- Experimento la estimulación del ser, a través de la liberación del alma enfocada en lo que se proyecta, y cobra vida rato después. Sed de creación, fuerza motora nacida en el seno de quien sólo espera entre cadenas, la llave de sus candados.

- Me alimento, rodeado de ánimas que luchan por padecer con dignidad, ese tortuoso camino que el destino les dibuja minuto a minuto. Las horcas, más sueltas por un rato, dejan respirar a los condenados, disfrutando un poco más el arte de respirar.

- Fin de dispersión, fin de la tregua. Trato impune, irreprochable, asegurado por hilos de hierro que convierten carnes en marionetas. Me uno con pesar a la danza que los titiriteros proponen, esa danza de fuego que nos quema con su ritmo, mostrándonos tan vulnerables...

- El juego macabro termina, como cada día. Se alejan los muros, arden menos las ataduras, ahora liberadas. Pronto los pulmones se ensanchan disfrutando de respirar, pero vuelven a encogerse tras recordar que la pena aún no termina, sino que nuevamente se acerca.

- Emprendo esa caminata sin rumbos imaginarios, emulando el andar del autómata, que cumple como fiel soldado su misión, llevando sus pies donde debe, pero no donde piensa, imagina o prefiere. Los sentidos se pierden en la inmensidad del cemento.

- Sufro el calor que sólo el agua trae. Aires espesos, brumas invisibles, insultos que no lo son, esperas bajo el rigor de la quietud lejana a lo que necesitamos. El quiebre de una ilusa obsesión, mil pedazos de cristal que quizás ayer nunca se hubieran pulverizado.

- Viaje, viaje, viaje. Tan sólo eso soy capaz de discernir, sumergido en oleajes humanos, rodeado de ansiedades por alcanzar destinos tan distintos como coincidentes dentro del móvil. El aire agobia, y el pesar del día que aún continúa se hace notar cada vez más.

- El fin que no es tal. Lleno de promesas que se pierden, y de falso amor que se esfuma entre paisajes urbanos. Es, tan sólo, un día más... sin sol ni lluvia, atento a la mediocridad del vicio de la rutina, que nos mantiene olvidados rehenes, inmersos en el crudo paso del tiempo que no alegra ni entristece, pero que poco a poco se sigue escapando...

...todo eso es suficiente, para poder preparar un amargo cóctel, llamado "Mal día"

martes, 10 de agosto de 2010

Divino talismán

Hace un largo tiempo ya que estoy metido en una búsqueda compleja. Me han comentado, muchos aquellos a los cuales alguna vez en mi vida he escuchado, que existe en este mundo un amuleto, un tesoro, un divino talismán. Según dicen las mismas voces, sólo lo pueden encontrar aquellos que no lo buscan, pero que a su vez tienen todo el herramental necesario para poder buscarlo miles de veces alrededor del planeta.

Decidido, un día comencé a buscarlo, siendo advertido día por medio, recordándome repetidamente la premisa fundamental para hallarlo exitosamente. Algunos, además, me confiaron algunas de sus herramientas, otros decidieron compartir los retazos de mapa que celosamente guardaban dentro de un cofre de 7 llaves. Alguien hasta me cargó en su barca, navegando bajo el ardiente sol e impiadosas tormentas hasta aquellas orillas, en las que creyó factible que encontraría mi preciado objetivo.

"¡Qué gran tesoro debe ser, ya que tan escondido lo han dejado!" me repetía entre suspiros, en aquellos momentos en que bajaba la guardia... era por momentos, o tal vez días, o meses... Es que a veces el desánimo de no encontrarlo afecta más que no haber siquiera oído la historia en absoluto; sobre todo, daña más a quienes, como yo (lo admito, aunque a regañadientes), por arrebato ilusorio, se dedican a buscar el tesoro más difícil, antes que cualquier otro más accesible.

Y, como indica la lógica de quién no sabe buscar un tesoro de semejantes características, llegó un punto en el que avanzar y retroceder eran lo mismo. No más pistas, mapas, testigos, herramientas, señales... nada que ayude al ahora abatido cazador de joyas a llegar a su preciado destino. Desorientado, preguntándome qué pasó, dónde me equivoqué, y qué fui dejando a lo largo de la búsqueda, me senté a un costado de mi camino, sólo buscando respuestas a preguntas que nadie me había hecho.

Tal vez, entre tantas idas y vueltas, había perdido la esencia vital del cazador de tesoros. Lo interesante, lo valedero, era disfrutar y aprender de la búsqueda en sí, y no del objeto buscado. De poco vale encontrar algo, si nunca aprendimos antes a buscarlo; y ese detalle, tan pequeño y tan grande a la vez se me había pasado completamente de largo. Tonto de mí, ¡cuánto tiempo invertido y perdido en buscar aquel tesoro, para descubrir finalmente que nunca supe realmente cómo buscar tesoros!

Y al fin lo entendí, o por lo menos eso creo. Es así que siempre cargaré con mi tiempo gastado a cuenta, encima de mis hombros ya abatidos tras el triste descubrimiento. Pese a eso, seguiré buscando la divina joya que siempre me propuse, pero tumbado a la orilla de un río, y preguntando a quienes se acercan, casualmente, por el tesoro que nunca tuve... No tiene caso quemar los días para obtener los mismos resultados que ya tanto me habían dañado...

Por eso, vos, mi lector, hoy convertido en mi visitante anónimo... ¿Encontraste alguna vez el divino talismán que nunca pude siquiera ver brevemente? ¿Dónde lo puedo encontrar?

Nuevo amanecer soleado

Es raro. Los amaneceres se ven diferentes al despertar rodeado de nada, acompañado tan sólo por todo aquello inanimado, que junto al tiempo fuimos acumulando y aprendiendo a valorar. Ninguno de estos objetos te saluda, ni te observa... es más, ni siquiera respira. La luz del dorado astro se escurre lentamente entre las estrechas rendijas de las persianas, logrando penetrar, ganando minuto a minuto mayor espacio en cada terreno expuesto a su lenta invasión.

El canto de los pájaros afuera acompaña, con un alegre y resonante trinar, el despertar de quien sucumbe a los encantos de despabilarse durante el nacimiento del día. La tibia brisa matinal comienza a burlarse de las ventanas, filtrándose entre los burletes de goma, y acariciando todo aquello a su alcance. Mientras, la cara sigue mostrando su disconformidad con despertar, pero igualmente, no reniega de la cálida caricia.

Levantarse, con el cuerpo de plomo que de a poco se aligera. Explorar alrededor, gracias al silencioso invasor que ilumina cada vez más la habitación, y ver el entorno, reconocer lugares, momentos, tiempos y espacios que hasta hace poco eran muy diferentes. La calma reina el momento, no hay sobresaltos para quien se debate entre comenzar con su actividad o continuar el descanso.

Es ver que el silencio esta presente en todos lados, en cada uno de los rincones, y que la música de la naturaleza se refugia afuera, con voces bajas, recordandonos qué es el sonido. Mientras tanto ya estamos levantados, y la sangre regulariza su circulación, readaptándose a la posición vertical, erguida, que a los humanos tanto les ha tardado adquirir. Una vez más, otro capítulo comienza a escribirse, solo que esta vez nadie nos alcanza la lapicera.

En fin, pese a todo... uno más, es un nuevo amanecer soleado...

viernes, 6 de agosto de 2010

El ser social actual

Los humanos somos seres sociales. Ya desde épocas milenarias, nuestros primarios progenitores se reunían para compartir sus nómades actividades. Luego, llegaría una asociación social más íntima, para sedentarizar sus vidas, en pos de un establecimiento físico puntual... Tribus primero, minúsculos pueblos poco más tarde, abundantes poblados, ciudades independientes, y finalmente imponentes y sofocantes metrópolis urbanas. Todo el camino social humano, muy simplificado.

Pero lo triste ante este gran avance de nuestra forma de convivir en sociedad (más especialmente, en estas inmensas sociedades modernas), es que las masas se han vuelto demasiado alterables por los estímulos externos, en función de buscar pertenecer, de ser ese grano de arena que forma pequeña parte de las multitudes urbanas, sin distinguir realmente si vale la pena o si tiene sentido ser uno más del rebaño.

Las presiones económico-multimediales icónicas sociales, los manejos de los medios del poder, las discriminaciones por todo y contra todo, el infartante stress traumático, la contaminación, el miedo a ser pegado al terror de no ser, la indecencia de lo honesto, el lavado cerebral multinacional, la demolición de identidades, folklores importables, la imágen distorsionada de lo que somos, vivimos y queremos llegar a ser... todos grandes males de estas sociedades modernas.

¿Dónde quedó el valor del honor y la palabra? ¿Dónde están nuestras raíces, y cuanto ocupa nuestra patria dentro de nosotros? ¿Por qué aquellos diferentes a nosotros no deben ser felices? ¿Y qué fue del orgullo de aquellas mujeres que, lejos de ser figuras modelos, son y aceptan alegres su propio ser? ¿Es verdad que el dinero asesina más que cualquier otra cosa en el mundo? ¿Se puede ser igualmente valioso, sin consumir la basura con la que nos alimentan?...

Podría seguir alargando indefinidamente el mix de preguntas que seguramente pocos podrían responder, o al menos, responder sin cunsultarle a otros. Pero no tiene sentido preguntar, ni preguntarse, cuando la enagenación, la distorsión de conceptos y el contínuo lavado de cerebros demostraron ser exitosos... o al menos, mucho más exitosos que nuestros deseos propios de ser por ser, y no de ser por parecer.

Por eso, detengámos esta rueda loca que nos marea. Pensemos, desistamos del vértigo alocado del tiempo de hoy, permitámonos sentir y ser, saber y apreciar lo que somos como humanos, como personas, como individuos con sentido común e identidad...

Fantasmas del ayer

El complejo dilema de Joaquín lo atormenta. Es casi una sombra que lo persigue, caminando siempre tras de sí. Se trata de un debate profundo, muy extenso, que data ya de largos años de antigüedad. Marcado a fuego en su ser interior, nunca pudo liberarse de la condena de pensar cuando hay que sentir, y sentir cuando hay que pensar, siempre a ritmos que no se condicen con el humano normal.

Esa pesada mochila, aún cargada de plomo, culpas y sueños rotos de adolescencia, era lo único que quedaba de todos los amarres que lo inmovilizaban ayer, y de los cuales, a fuerza de penas, llantos y dolor se había desligado. Sin embargo, a veces se recordaba encadenado a ese frío y húmedo muro de la locura al que estuvo atado desde pequeño, y sentía instantáneamente cómo el nerviosismo y la desesperanza le ganaban la pulseada en el acto.

Es que no se puede ignorar cuando llega ese escalofrío agudo, muy filoso, aplicado sobre la base del cuello, que la guadaña del miedo provoca en sus objetivos humanos. Sudor frío que recorre las extremidades, y la pálida frente de quien, totalmente desorientado y con la mente en blanco, padece el intenso acoso de un pasado percibido lleno de crueles tormentos. Sudor de sabor amargo, siempre presente como un infaltable mal presagio.

Es a esos fantasmas, tan irreales en este mundo físico pero tan reales dentro de sí, a los que les ha declarado la guerra... una guerra silenciosa, lenta, desgastante. Es una guerra desconcertante, porque aquellos fantasmas, tan sólo eso son, y se alimentan de todo aquello que los ahuyenta, tratando de mantener el sentido de su existencia, luchando por subsistir como inequívoca esencia de su intangible humanidad, siempre tan sedientos de posteridad.

Errante como barco sin timón, quien en estas batallas se debate; y Joaquín podría, con seguridad, ser una clara prueba de ello. Difícil es, muchas veces, encontrar la solución a su destino. Es un scrabble sin puntos, en el que toda expresión vale lo mismo, sin que hubiera una valedera justificación que diferencie los porqués de sus propias respuestas. Tal vez pronto pueda llegar a creer en ese quien, desde adentro, vive y muta reamoldándose a su destino.

sábado, 31 de julio de 2010

Libertad, al 5572

Si, ya se que el título parece una de las tantas estafas legales para celular, de esas que tanto abundan hoy en día, pescando incautos y soñadores de nada, prometiendo videncias, imágenes de holográficos deseos humanos, decires astrológicos y muchas cosas más. Pero no, no se trata de eso, al menos no por ahora.

Creo que todos nosotros, los seres humanos, soñamos siempre con la eterna libertad. Este deseo es inherente a la raza... nos despierta capacidades, habilidades, vivezas y muchas de las millones de cosas que aprendemos en pos de vivir en libertad. Pero me pregunto entonces... ¿entendemos realmente qué es la libertad, en los tiempos que corren? Porque la libetad ha cambiado significativamente a lo largo de las eras.

Quizás alguna vez, la libertad fuese trotar desnudo por las praderas, los verdes llanos o pobladas selvas, junto con la naturaleza en su estado más puro y estable. Tal vez, un poco más acá cronológicamente, la libertad consistiera de ser fieles a sus señores feudales patrones, siguiendo y acatando los dogmas morales y religiosos, y ser felices simultáneamente... quién sabe, sería cuestión de suponer o adivinar, más que aseverar.

Hoy, la libertad se limita dentro de un amigable marco de soltura, impuesto y sostenido por las numerosas normas que interconectan nuestras vidas en sociedad. Ser libre ya no es olvidarse de todo, sino que conlleva numerosas responsabilidades, para con uno y para con el resto de nuestro entorno. No hay libertad sin dinero, sin normas, sin un ser social.

Asomarse a la libertad tiene su costo, como todo en esta vida. Es un arma de doble filo que pendula en nuestras manos. Pero esta ahí, tan presente como esquiva, para quien se aventure a obtenerla, y mantenga con vigor el arte de saberla proteger. Y creo saber quién será el próximo contendiente en buscar la proeza...

En fin, lo demás, el futuro solamente lo dirá...

martes, 20 de julio de 2010

A mis amigos...

No hay demasiado que decir... todos sabemos qué y quienes son los amigos/as... El concepto no tiene misterios, para nadie del mundo que tenga al menos uno de estos seres especiales cerca de sí, y los conserve, y les rinda el debido tributo de aportar lo mejor de nosotros.
No hay reflexiones, no hay nuevos puntos de vista, ni redefinición de conceptos. Los amigos son amigos, y ese es el principio y fin de la historia.

Es así, tan simple y complejo a la vez, como se puede definir a la amistad, al amigo, a ese "que siempre nos aconseja lo que ve, cree y siente", ese "que está en la buenas y en las malas", y tantas otras frases prefabricadas que suelen repetir en los anuncios publicitarios. Aunque realmente, tal y como sabemos, son mucho más que eso.

Todos lo sabemos, inconscientemente... y el que no, pobre de él, porque no pudo distinguir que la gente que siempre nos complementará está en nuestro entorno, y tal vez sea lo más valioso que podamos conseguir en años, o siglos, o milenios, o quién sabe el valor que lleguen a tener en nuestras vidas...

A veces, la realidad, las facetas que caen con el correr de los años de mutuo conocimiento, nos golpean... La gente no siempre es lo que parece, y los "amigos" son gente también, como todo el que esté leyendo esto, o como yo, que soy quien lo piensa y escribe... Pero bueno, quien sabe suele decir que nacemos para caernos y aprender de eso, y la vida continúa...

En fin, a todos aquellos que realmente han sabido ser amigos, y para aquellos que también me he comportado como un amigo, está dedicado este texto, escrito en el aire, sin borradores, pero con alma de sinceridad.

FELIZ DIA A TODOS

jueves, 15 de julio de 2010

El avance del arcoiris

Y sucedió. La Argentina ha dado un paso adelante como sociedad, ante si misma, y esta vez, también ante el resto del mundo. El consentimiento legal para las uniones civiles entre seres del mismo sexo llega como brisa fresca de primavera; me recuerda que si bien no estamos como quisiéramos, en muchos aspectos, razonablemente más sensibles al bienestar general que este tema en cuestión, no todo está perdido en el seno de esta sociedad.

Ver premiado al raciocinio humano con esta consesión reconforta, no solo a aquellas partes afectadas, sino más allá, recaudando también cuotas de apoyo de quienes lo vemos desde la vereda del "a mi no me afecta, asi que me importa un carajo...". Tal vez a muchos nos alegre más ver caer al sádico imperio del miedo etéreo, autodenominado "iglesia", que la ley en sí... pero que esto no opaque la luz de poder acercarnos más a la igualdad de la gente como individuos que somos.

De eso solamente se trata este breve texto escrito, nada más me alegra que poder expresar mi felicidad de ver que aquellos que pregonan por sus derechos, humanos todos, lograron ser oídos, por sobre todos los eternos fantasmas, de quienes la racionalidad es lo que menos se pretende.

Espero que en un futuro pronto a llegar, podamos como sociedad abrir más facilmente las mentes, dar paso a las nuevas concepciones que se tiene de nuestra humanidad, simple y miserable al lado de todo un universo que nos contempla luchando por ser felices.

Saludos y felicitaciones a las comunidades gays, y a sus afiliados y símiles...

¡Que les aproveche!

La vigencia argenta

Es curioso ver cómo, pese a que los años pasan para todo y para todos, hay ciertas cosas que parecen estancadas en nuestro ser nacional, fundidas con nuestro propio gen identificatorio respecto del resto del mundo.

Casos ejemplares podrían er la típica tira Mafalda, o muchas de las letras de nuestros más arraigados temas, como Cambalache por citar solamente un ejemplo, cuyas vigencias siguen hoy tan relucientes como aquellos días en los que vieron la luz por primera vez.

Y es que en la Argentina somos así... Muy definido nuestro carácter, nuestra forma de ser y actuar, el modo de relacionarnos con el entorno, todo el rango de capacidades y actitudes tan nuestras como nada más podría serlo; a veces para bien, y a veces para mal.

Ser reconocido a lo largo del planeta por una arrogancia sin igual, una xenofobia recalcitrante, una corrupción eterna y descarada, por ser tan antipatriotas (sobre todo, cuanto más exaltamos nuestro amor por la patria y soberanía, es donde menos patriotismo mostramos... algo único en nuestro país), o por lucrar con los derechos humanos entre otras cosas... realmente me duele.

Preferiría ser señalado por la simpatía y calidez de la gente, por su compañerismo, sus códigos de amistad incorruptibles y su solidaridad. También por la pasión puesta en juego en todo aquello en lo que dejamos la vida, por la innegable capacidad del pueblo de levantarse pese a todo lo que siempre nos aplasta...

En fin, básicamente, espero que reflexionemos sobre cómo vivimos, sobre lo que creemos y sentimos, como pueblo, Estado y Nación, para poder, de una vez y para siempre, salir adelante. Espero también que, a costo de desactualizar todo aquello documento histórico de los mencionados, podamos remar alguna vez en la historia, todos para el mismo lado...

Como cierre, un gran tema de V8, tan argentino como el asado, y que mantiene hoy en día su validez... "Cautivos de un sistema"

lunes, 12 de julio de 2010

El arte de herir

A veces, conocemos gente en este mundo que pareciera estar "diseñada" para lastimar. Destruyen confianzas, aplastan sueños, enfrían hirvientes pasiones y opacan las más radiantes luces de las vidas ajenas. Son seres que nunca serán satisfechos de sí mismos, y por impulso cegado de egoismo dedican su amargo tiempo a despedazar ilusiones.

Es triste pensar que algunos sean así... nos gustaría saber qué motiva estas actitudes... quizás envidia de que otros tengan aquello de lo que carecen; o tal vez sea una imperiosa necesidad de "escupir el asado" y disfrutar con ello... No lo sé, y es posible que nunca lo sepa, pero no por ello este tipo de personajes cambiará su actitud.

Pienso que la necesidad de sentirse superiores, aplastando a los demás para enaltecer la propia figura, es el combustible que alimenta su motor, recorriendo sus arterias a toda velocidad, impregnando el cerebro con mil y un métodos casi artísticos para herir. El poder de regodearse con las penas ajenas es el dulce postre que corona su mala fe, y lamentablemente lo disfrutan...

En fin, tal vez su desdicha inextinguible sea ya un eterno castigo, atado a sus espaldas hasta el fin de sus dias, pero verlos carcomer con gusto directamente desde las mentes de toda víctima que pueden consumir, en ese aberrante acto de roer con voracidad las conciencias a someter, me entristece. No por ellos, que se alimentan de las miserias, sino por quienes, por capricho, son el objetivo aleatorio de las lacras.

Mientras tanto... "El camino es muy largo, y el ripio del suelo es muy duro y filoso, pero es preferible seguir caminando que detenerse y recostarse sobre él..." (Frase propia)

miércoles, 30 de junio de 2010

Que es el éxito

El otro día se me ocurrió reflexionar sobre el "fracaso" en nuestra sociedad. Las causas, las percepciones, los motivos y creencias, y cómo creo que influye en la gente y en su entorno social. Obviamente, por la misma antinomia que plantea la existencia del fracaso, nace automáticamente el concepto del "éxito", completando así la dualidad, y dándome más sobre lo que reflexionar.

Todos asumimos el significado que presupone el éxito. Sabemos que quien es declarado exitoso es "superior" dado que, suponemos, ha alcanzado sus metas y se dedica a disfrutarlas. Es así que, quien se encuentra permanentemente rodeado de dinero y demás bienes materiales, mujeres u hombres según sea el caso, éxitos profesionales e incontables ofertas de negocios, etc., es automáticamente exitoso ante nuestros ojos.

Pero, lo que seguramente nunca nos pusimos a pensar, es que tal vez seamos nosotros mismos quienes percibimos a la gente con esas cualidades como gente exitosa, sin que precisamente lo sea. Sería cuestión de preguntar a dichos "exitosos" si realmente se sienten como tales. Si definimos que el éxito es alcanzar las metas propuestas (contrariamente al fracaso, que consiste en NO alcanzarlas)... ¿Esto es equivalente a lo anterior? ¿Esas eran las metas originales?

Es decir, ejemplificando... ¿Puedo decir que es exitosa la empresaria en bienes raíces que dirige su propia empresa, mientras que siempre anheló con convertirse en la mejor de las veterinarias? ¿Es un éxito aprobar el más duro exámen con la mínima nota, habiéndose preparado duramente y sabiendo todo lo necesario para hacerlo perfecto? El éxito es relativo. Aunque nosotros lo creamos como un hecho puntual objetivo, sin duda siempre lo veremos subjetivamente.

En definitiva, creo que el éxito estará dado por eso que ocupa nuestros sueños, mientras va siendo alcanzado o vivido. Me niego a aceptar que todo pase por logros puntuales... prefiero creer que se apoya en desarrollos y aprendizajes, en pasiones y encantos propios en lugar de hechos fortuitos, caprichos del destino como aciertos empresariales o loterías populares.

¿Y por qué me revelo? Bueno, realmente creo (bah, supongo que a todos nos gustaría creer) que es mucho mejor pensar que nuestro éxito lo iremos construyendo a lo largo de nuestros caminos, en lugar de creer que todo está predestinado... sería desalentador pelear día a día, sabiendo que el futuro está escrito y que lo que nos espera sólo espera nuestra llegada...

miércoles, 16 de junio de 2010

La víctima

Ludmila se queja. Llora todos los días, y de manera desconsolada. Comparte con sus más íntimas amigas su dolor desgarrador... ¿Por qué el destino era tan violento y tan cruel con ella? ¿Qué había hecho para merecer tanto castigo? ¿Estaba ensañado acaso el universo con su persona, que la golpeaba sin piedad una y otra vez, gozando aún más por la inocencia de su pobre víctima?

Sin duda, estaba por caer a un pozo tan hondo como la imaginación humana lo permitiera. Verse, sentirse, sufrirse como quien se encuentra pendulando al filo de un inagotable abismo, era la segunda cara de la tortura a la que, según ella, los impiadosos delirios astrales le habían cargado sobre los hombros. La crisis existencial de estar al borde de la nada, ya habiendo conocido demasiado como para querer abandonarlo, la acosaba recurrentemente.

Los dedos con los que frágilmente se sostiene sobre el canto del risco final, comienzan a flaquear. Iba a caer, y no habría retorno de la desgracia que allí la esperaba. No conocía a nadie que hubiera logrado el milagroso escape ante el reto que afrontaba, y contra el que llevaba todas las de perder. O tal vez... ¿si...? Ahí lo recordó, como a una deidad ignorada que resurge en la mente de un ciervo insurrecto....

Lo recordó con desesperación final. Sintió algo tan similar a un fogoso amor de verano, que tal vez no cualquiera podría reconocer la diferencia. Y al hacerlo, sintió el alivio, una descarga del lastre que acarreaba y que, lentamente, la arrastraba hacia el foso bajo sus pies. Ya se creía salvada, segura de que, pase lo que pase, Norberto estaría tirando de su mano para socorrerla... ¡Y qué casualidad, Norberto se acercaba rápidamente hacia el punto donde se encontraba colgando!

Él llegó a sus debilitados dedos, lo único que podía verse desde el nivel del suelo. Se arrodilló velozmente, y tendió sus manos vigorosas, apurado por socorrer a quien se encontrara en apuros. Tomando fimemente de las muñecas a quien se aferraba desesperadamene a sus antebrazos, comenzó a izar a Ludmila lentamente, aunque tan rápido como podía, y sin reconocer aún su identidad... hasta que se pudieron ver claramente.

Sus miradas se cruzaron durante centésimas, y un relámpago de revelaciones recorrió sus mentes individualmente. Todo se detuvo en el acto. Ambos comprendieron a la vez, que la ayuda no podía seguir su curso; nadie puede interponerse cuando se trata de un castigo merecido, generado por obra y gracia del karma que domina nuestros caminos. No dar de beber al seducido sediento es un acto de mala fe, que el universo mismo se encarga de castigar.

Y es que Ludmila, quien hoy se desgranaba en lágrimas de cristal, había acumulado demasiados motivos para que las cosas no salieran de buena manera. Sus penosas actuaciónes, lejanas de todo acto de serenidad y calma espiritual, calaron hondo en su entorno. La suma de cabezas pisadas se hacía extensa, y aumentaba sin cesar, sin prisa pero sin pausa. Sus ambiciones, sus estrategias más sucias y perversas, salían al ruedo siempre que quería, y eran cruelmente exitosas.

Pesadamente, Norberto cedió en su intento de ayudarla. Sabía que cortar un castigo signado no era una tarea que debiera ejercer, pero tampoco terminar de ejecutar a la presa del destino. Mientras tanto, la víctima de nada se mantenía en silencio, sin terminar de aceptar el abandono a su suerte que hoy sufría en carne propia. Su rescatista se alejaba lentamente, sin mostrar siquiera una mínima intención de volver...

No sé como termina la historia, y tampoco me interesa averiguarlo. Tal vez ni siquiera se haya escrito el próximo capítulo, quien sabe. Por lo tanto, lo dejo a criterio y libre imaginación de quien quiera agregar el final que más adecuado le parezca...

lunes, 14 de junio de 2010

Una vez más, TRIM

Era tarde ya, un sábado húmedo... el aire ganado por la bruma espesa sorprendía a quienes se dignaban a tomar el rol de transeúntes de la noche porteña. El frío impiadoso hasta el día anterior, había cedido su lugar, ausentándose para dar paso al agua en suspensión. La noche había llegado un par de horas antes, en su rauda manera de actuar durante estas épocas del año.

Nada de eso importó. La fiesta se preparaba, una vez más convocando amigos y no tanto, conformando ese grupo especial de seres renegados a ser descubiertos por la euforia comercial que se vive en nuestros días. Flujo de arte, mezcla de música y letras, calidez humana, sensaciones fraternales y amistad en el aire... ingredientes del cóctel que se prepara en este tipo de eventos.

Convenientemente distribuídas, las obras eran expuestas por los eruditos urbanos de la materia. Dedos ágiles, con sus correspondientes oidos certeros, dotados del buen gusto que sólo el tiempo y la experiencia en el arte de la música suelen regalar, endulzando tímpanos, generando arte ajeno revitalizado, hoy hecho tema instrumental, con ayuda de esa fiel compañera, llamada "guitarra"... Ya nada quedaba en las mentes sobre el hostil clima de la noche otoñal.

El rincón literario, origen, motivo y causa de la cita en cuestión, se hizo oir entre voces en silencio, acalladas por el respeto a la materia, a la experiencia, al arte cotidiano que se envuelve por mantos de palabras, todas entretejidas en el telar de la mente poeta y soñadora. Relatos que plasman realidades, sueños de juventud, críticas a la vida moderna, y tantas otras cuestiones de lo más variopintas, resonaron en el clima familiar del lugar.

Finalmente, la noche termina. La asistencia se disipa lentamente, retomando el camino hacia sus respectivos hogares, o a donde se constituyan mejores planes para matizar la noche gris... dependerá de quién se trate, pero no importa ahora, sólo de un detalle de trata. Y mientras vuelvo a casa, caminando solitario entre la bruma, acompañado por la medianoche, rememorando lo vivido, sólo me surge una única frase:

"¡Qué lo parió!... que lindo salió todo..."

miércoles, 9 de junio de 2010

El juicio equivocado

Nunca imaginó en qué decantaría lo que hoy vivía. En ese lejano momento, en el que se autoidentificó bajo pedido y ofrendó la llave de acceso a su persona, no hubo ningún tipo de suspicacia que previera lo que estaba por venir. Notable falta de atención, casi por inocencia, fue aquella, pero que afortunadamente no le generó ninguna desgracia, sino todo lo contrario.

Pensar que sus aleatorios destinos se habían cruzado en circustancias tan volátiles como el tiempo mismo, me hace confirmar lo caprichoso que es este universo, y cómo juega con nosotros. Aquella vez sólo bastó con un par de intercambios de palabras, mientras se encontraban rodeados de amenas compañias, tan comunes como desconocidas para ambos, dentro del recinto introductorio a la siguiente fase académica que afrontarían.

De todas maneras, gracias a una de las múltiples y delicadas curvas que las vidas sinuosas suelen tener, se produjo el encuentro nuevamente. Esa vez, el ambiente relajado del anochecer siguió de cerca la charla, y mientras iba cubriendo de noche el cielo, vigilaba celosamente que la trenza de palabras no llegara a su fin. Miles de sonrisas afloraron durante ese rato común que, ya a sabiendas, tenía sus minutos contados.

Desde entonces, la luna se dispuso a regalarles su mejor noche, en complicidad del astro rey, quien le cedería los cielos eternos cubiertos solamente de inmensidad, dejando que las estrellas ganaran terreno y ocuparan esos pequeños huecos que sólo ellas pueden cubrir. El majestuoso firmamento, profundo, infinito, todopoderoso, bautizaba sus frentes firmes y lisas, reflejo de su sana juventud.

El brillo de los ojos de quienes caminan juntos y alejados del mundo, iluminaba más que cientos de luceros. Pero entonces, el insano grito de quien duerme en lo profundo del cerebro deseando no despertar, se hizo oir entre el dulce sopor de la noche. Algo lo había despertado, lo inquietaba, lo molestaba. Ese sentir que nos previene de un error solamente en instantes, mostró su peso, su verdadero poder de disuadir a costa de todo.

Tal vez su costumbre de ceder ante su inestable inquilino lo forzó, o quizás fue algo más pero que ciertamente no pudo determinar nunca... La velada que lo abrazaba, contenía y esperaba que terminara de entregarse al mágico sueño, se convirtió de golpe en cuenta regresiva antes de escapar. No había estrellas, luna, magia, noche, entorno... nada de lo que vivía era reconocible.

Todo termino. La sombra que logró colgarse de sus hombros finalmente venció a la tímida ilusión de un mañana por partida doble. Punto irreversible, capaz de enfriar al más vigoroso de los fuegos. El juicio había comenzado, y el veredicto y condena se publicaron en centésimas de segundo... con el único detalle que no era lugar ni momento... de hecho, era el juicio equivocado. Obviamente, lo supo después, cuando ya era tarde para lamentos.

Hoy en día, a veces lo oigo sollozar suavemente entre rincones, lamentándose incontables veces las situaciones y sus resoluciones, reprochándose miles de cosas en pocos pares de segundos. De nada le sirve, y lo sabe, pero se asegura de aprender, entender y recordar por siempre que la vida es una sola, y cada sueño que nos negamos, toma la forma de una piedra atada al cuello, impidiéndonos avanzar por donde poco antes fuimos capaces de ver el camino correcto.

martes, 8 de junio de 2010

Noche de magia

Noche porteña, teñida de magia. Emplazado sobre el occidental fragmento de la ciudad capital, renovando sus votos de reunión, en un punto donde el arte converge y se desparrama en el ambiente. El aire se carga de paz, y la luz ténue de la sala alberga los oidos que serán extasiados de música... música de calidad, tan bien concebida y tan bien parida... música como la que abriga en invierno, refresca el verano, y nos deja ese "no se que" tan lindo.

Y no es para menos; el dúo TRIM volverá a regalar a quienes estemos dispuestos a aceptarlo, el fabuloso don de la verdadera y más placentera música. El ámbito fraternal, amistoso y hartamente amable, será forzosamente engendrado, rodeado por paredes que vienen absorbiendo melodiosas obras desde hace ya mucho tiempo. Pero esta vez, TRIM no será la única varita desparramando magia...

Cita literaria, idas y venidas de términos más o menos complejos, con mayor o menor sentido, transitando el ambiente en hilos de prosa o en líricos poemas, recitando todo aquello latente por decir, esas canciones por cantar, esos sentimientos por expresar... Será la sorpresa de la noche, sin duda, como todo lo que se anuncia pero no se anticipa; aunque todos sabemos que será una sorpresa más que grata.

No será un espectáculo desbordante, ni exclusivo ni ostentoso, sino tan cálido como un evento puede llegar a ser. Es así que, una vez más, el fino arte de llenar los rincones más sensibles del alma tendrá quienes, al menos por un rato, tomen la posta de tan admirable tarea, y nos demuestren por qué el arte de hacer arte ocupa espacios tan importantes dentro de nuestras sencillas vidas.

lunes, 7 de junio de 2010

Filosofia de vida

Hay, en esta vida que llevamos, un concepto obvio, tanto que lo ignoramos: nosotros, siempre y a toda costa, inconscientemente intentamos mantenernos vivos, y de la mejor manera posible. Hasta el más sincero de los suicidas recobra la intención de vivir instantes antes de volver a perderlas para siempre. Es el sabio instinto que la naturaleza nos otorga desde la mismísima concepción.

Este enraizado sentido de supervivencia normalmente duerme dentro nuestro, amansado por el ámbito social que nos rodea. Ya no hay animales salvajes sueltos a nuestro alrededor, ni peligro de que tribus vecinas quieran nuestras cabezas en su "mesita de luz", así que el alerta constante no rige más nuestras vidas, y comenzamos a olvidar esta habilidad... pero sigue estando ahí.

¿Qué pasaría si lográramos capitalizar ese conocimiento natural? ¿Serviría en nuestra vida cotidiana poder manejar racionalmente esa programación interior? ¿Es posible adaptar de alguna manera esta "autodefensa natural milenaria" a nuestro modo de vida actual? Bueno, seguramente si.

Pensémoslo. Ese motor siempre disponible, tirando siempre para adelante como un tren, animándonos a recordar el porqué de nuestras existencias, y apoyándonos para poder seguir adelante por y sobre todo. Tentador ¿no? Y mucho más aún sabiendo que es posible. Nunca está demás recordar en mínimas fracciones de tiempo varias razones de estar vivo. Pero ya no para esquivar la muerte, sino estar "vivo" en el más amplio sentido del término.

Adaptando esta fuerza interior a nuestras capacidades conscientes, podríamos lograr todo lo humanamente posible, dentro de nuestros alcances físicos (obviamente, nadie, por más fuerza vital que concentre en su ser, podría vivir en la luna, así como así... tampoco la pavada,jeje).

Comprendamos este potencial durmiente, esforcémonos por asumir el control de nuestro verdadero potencial humano, sigamos siempre intentando ser lo mejor que podamos ser, y de seguro, el futuro traerá mucha más bonanza que problemas, y nos llevará tan alto como podamos, arrasando con y contra todo en ese viaje.

Liberemos a la bestia dormida, y que venga lo que tenga que venir...

jueves, 3 de junio de 2010

Lágrimas de un ángel

Lágrimas en el aire, formando la espesa bruma que cala por dentro...

Lágrimas del cielo, fina lluvia dejando largos arcoiris a su paso...

Lágrimas que mojan, con ese dejo amargo que las provocan...

Lágrimas en el suelo, camino recorrido sorteando geografías faciales...

Lágrimas en el río, perlas que se disuelven con el paso del tiempo...

Lágrimas de penas, de suspiros, fragmentos de sueños rotos filosos como vidrio...

Lágrimas de risa, de emoción, validando los porqués del existir de nuestros universos...

Lágrimas de bebé, líquida expresión de la inocencia que comienza a desvanecerse...

Lágrimas delicadas, casi partículas del más fino cristal de Murano...

Lágrimas hay muchas, pero nunca serán como las Lágrimas de un ángel

miércoles, 2 de junio de 2010

La dulce condena

Erika no sabía de qué se trataba todo eso. No entendía, no veía, no dudaba. Estaba cegada por sí misma, presa en su propia inseguridad acerca de lo que la rodeaba, de su presente oscilante entre la euforia apasionada y el desgarrador despecho. Ese péndulo anímico actuaba dentro de su cabeza, era parte inconsciente de sí misma, pero también la realidad que vivía alimentaba esta ondulación.

Su propio ser, una princesa de hojalata, se debatía constantemente. Su cuerpo y su mente trabajando en distintos rítmos... viviendo a cada minuto diferentes sentimientos, pensamientos, presenciando ocasos de burda reflexión y sufriendo amaneceres de llanto. Enroscada entre pasión y tormento, veía los días pasar, sin siquiera considerar la idea de perderlo todo por lo cual respira día a día.

Quizás, quiero creer, que fue por esto que se dedico al delito. Ladrona de guante blanco, sutil y reservada, escurridiza, precisa... casi una artista en su perverso divertimento. Pero, por más experimentado que un delincuente sea, tarde o temprano tendría su juicio. Y así fue... in fraganti, su víctima convertida en victimario, se encargó de atraparla...

Prisión merecida, bajo condena de denigrar y destruir el combustible que alimenta el motor de algunos, aquellos para los que el universo ha nacido errante y falto de quietud, quienes motivados por esta falta de rumbo cósmico dedican su ánima a conquistar sueños apasionados. Un delito no fatal, pero vil a sabiendas, dada la frialdad con que se creyó reina y dueña del recobeco donde los más íntimos deseos se dedican a reposar en paz.

Nadie la engañó jamás al respecto; ella misma eligió su propia celda, y decidió someterse a la condena... la que creía que sería una dulce condena. Pero en su jaula hermosamente adornada de flores y colores, osos de felpa, cómodos sillones, o cuanto quisiera, se chocó con la realidad: la celda, por más vistosa que se le presentara, seguía siendo una celda, privándola de la quizás cruel libertad, pero libertad al fin.

Sé que en más de una ocasión su carcelero, el más celoso de los guardianes, harto de verla encerrada, dejó el dorado cerrojo abierto, y la vía de escape liberada; hasta la despidió y le dio tiempo más que suficiente para escapar. Pero ella no lo hizo. No pudo vencer los lazos que la sujetaban a su celda. Todavía creía que su jaula de oro valía más que la propia libertad, o por lo menos, era la opción que menos terror le generaba.

Lo que Erika no consideró, es que el tiempo pasa y la vida cambia, pero desde una celda eso no se ve... Algún día saldrá, asomará la cabeza y verá que el sol no ilumina igual, ni las sombras siguen intactas. Y aquello que robó alguna vez, que tanto la entretuvo conseguir y destrozar, quedará en su prontuario por siempre, sometida al prejuicio intimidante de quienes, como yo, conocemos su miserable historia...

martes, 1 de junio de 2010

El futuro

Después de releer mis últimos relatos y reflexiones, me di cuenta que menciono mucho el futuro... Y casualmente, como con todo lo que me pongo a escribir, me fueron surgiendo dudas al respecto. Ciertamente, lo nombré por mera costumbre, como quien relata el estado del clima, o como una palabra más, pero ahora creo darme cuenta que lo tomé a la ligera. Entonces llegó el momento de hacerme varias preguntas... y ya que estamos, tratar de respondermelas.

¿Existe el futuro? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo se crea o se destruye? ¿Cómo se lo modifica?

Obviamente, no son cuestiones sencillas de resolver. Ni siquiera es posible asegurar a ciencia cierta que dichas respuestas puedan ser definidas, al menos en palabras, o que mínimamente existan. Muchos científicos, año tras año, obsesionados con el tiempo, el futuro, el presente, la "cuarta dimensión", los viajes en el espacio-tiempo, han intentado resolver este tipo de complejas incógnitas, sin tener declarados resultados demasiado avanzados. Obviamente, no espero resolverlos yo tampoco, pero quizás sirva tener un concepto propio que me conforme al menos hoy.

Creo que el futuro de por sí no existe. Tengo la necesidad de pensar que lo creamos día a día, a través de nuestras acciones, nuestros actos, más o menos cotidianos, solamente existiendo; pero eso sí, siempre con una existencia autojustificable. Me explico; ¿vale la pena un futuro sin metas, sin ambiciones de superación, sin ganas de vivir? ¿existe el futuro para quienes nada más aguardan por llegar? ¿está escrita la próxima página del libro de la vida, para quien no tiene ganas de seguir leyendo?

Bueno, yo creo que no. Y no por pensar si es posible o no... esto queda al margen de la cuestión, ya que de nada sirve un futuro repleto a quien no le interese vivirlo. Mi manera de creer en un futuro me dice que estoy dispuesto a enfrentarlo, y que si no fuera así, ¿para qué querría un futuro? Es una pregunta simple, básica, y muy apegada al ser humano, tanto que podría asimilarse con la simple "Si no quiero un helado ¿para qué lo voy a comprar?".

Tal vez sea una reducción muy simplista, lo se, pero seguramente en un tema tan complejo sea difícil ser más "específicamente correcto" sin entrar siquiera en mares de números o planteos de muy alto nivel. Pero por suerte no hace falta tanta precisión cuando de temas humanos se trata, porque no somos ecuaciones, ni fórmulas empíricas, ni sucesos naturales predecibles.

Es que, justamente, quizás lo impredecible sea lo que le sume emoción a nuestros días, pero eso ya merece un tema aparte. Igualmente, por ahora, me seguiré encargando de ir escribiendo mi futuro, paso a paso, sin pausa pero sin prisa, tratando de escribir lento pero prolijo, con trazo suave pero decidido, borrando pero sin tachar cuando es necesario; dibujaré sobre los márgenes, subrayaré las palabras nacidas de los sueños, escribiré en colores los nombres de las pasiones... todo con cuidado sabiendo, o por lo menos creyendo, que repercutirá en el futuro por venir, pero sin olvidar que, mientras desparrame encima todo lo que realmente quiera... bueno, nada puede arruinar un libro que aún se está escribiendo, ¿no?

Torciendo el destino

Ernesto finalmente se serenó. Tal como la sabiduría popular suele decir, "después de la tormenta siempre llega la calma". Había quemado años del combustible de su vida en inútiles pesares, y hoy podía volver a pensar como hace mucho no lo hacía, envuelto en calma espiritual.

La violenta herencia de una infancia sometida al ataque constante de sus pares, la inseguridad, el miedo al prójimo y la desmedida desconfianza, manejaban su vida más que sus propias decisiones y deseos. Era un esclavo de sí mismo, preso en sus temores sociales, y sometido a un existir miserable, abrumado de malestares, autoflagelándose sin látigos ni cadenas, sino con el solo hecho de respirar el mismo aire que la sociedad a la que tanto temía, y por qué no, también odiaba.

Aunque el verdadero problema de Ernesto, era el innegable conocimiento que tenía sobre su situación. El hecho de verse tan desvalido ante la adversidad reinante, dentro de un entorno agresivo, hostil y para nada comprensivo, en el cual no se veía como un futuro sobreviviente, lo aplastaba de modo asfixiante. A veces, hasta sentía que la locura venía por él, vestida de negro y con una filosa guadaña en la mano, y dispuesta a usarla.

Los años pasan, la vida pasa, el entorno cambia, pero él se encontraba estancado en su oscuro presente interior. Se sentía inamovible por el paso del tiempo, como quien se ancla al suelo para no ser desplazado por un huracán. La situación no parecía tener solución posible, pero el destino tuvo un rol determinante en su vida, arrimándole una carta ganadora, una "chance de gol".

La combinación de las suertes del universo le otorgó un año de gracia, en el que su nefasto presente le daría respiro, pero a cambio debía jurarse luchar con pasión por mantener ese destino venturoso que se mostraba como promesa de regalo y premio, si lo lograba. Y decidido, ayudado por no tener nada que perder, se juró, y dió todo cuanto pudo por torcer su futuro.

Vaya a saber uno cómo y por qué, venciendo todo trazo predecible, Ernesto logró resistir aún caminando sobre los carbones al rojo. Y esa tal vez fue su carta de victoria, ya que, de haber cedido en su lucha, no habría vuelta atrás posible, y la historia no tendría final feliz y esperanzador. Felizmente, validó la ayuda de su suerte, y logró torcer su destino.

Así su futuro comenzó a brillar, y sus deseos, inquietudes, sueños, lograron un valor que nunca habían tenido. Su vida tomó un rumbo más sano, más normal, y sobre todo, libre de traumas (o casi... nada es perfecto). Pero decididamente tenía perspectivas a futuro, un alegre porvenir, metas por cumplir y deseos que satisfacer en este mundo de mortales.

La última vez que lo vi, era otra persona. Durante los varios años que perdimos contacto se convirtió en uno más en esta sociedad, luchando por ser mejor... Y me contó aquella vez que iba trás un sueño, muy importante diría yo, que le encantaría poder experimentar, y se venía adeudando demasiado tiempo para una vida...

La verdad, pocas cosas me conmovieron en la vida tanto como su intención de mejorar, de seguir intentando, de no dejarse someter al amanse, y espero que Ernesto pueda lograr finalmente eso que hoy en día anhela. Será difícil, como tódo lo bueno en esta vida... pero algo me dice, muy dentro mío, que tarde o temprano lo va a lograr. Lo merece, y eso es lo que importa.

sábado, 29 de mayo de 2010

La soledad del hombre solitario

No. Definitivamente no me equivoqué en el título. No es una redundancia, o al menos, no imprudente; todo está tal como me pareció más correcto decir. Es que, yo no considero que ser un hombre solitario (genéricamente hablando, vale para ambos sexos) sea lo mismo que un hombre en soledad.

El hombre "en soledad" sencillamente, tal y como se presume con sólo escuchar el término, es aquel que no se encuentra en compañía de nadie más que sí mismo. Es una condición susceptible de cambiar, simplemente cuando un segundo ser se junta con él, más allá de que se trate de un ámbito laboral, socio-afectivo, etc.

El hombre "solitario" no es una condición simple de rebatir. Un ser con esta característica no se siente acompañado ni siquiera acompañado. La sensación de soledad abarca aún por sobre los sentidos, está presente muy dentro de sí, tal vez en su cerebro, o en su corazón, o donde sea que este tipo de cosas suelan alojarse en una persona.

En definitiva, después de señalar estos términos, llegamos a concluir en que se trata de dos situaciones puntuales diferentes... Y eso es justamente un punto bastante en contra, ya que si las consideramos como casos distintos, bien podríamos deducir que ambas cosas pueden sentirse simultáneamente... y eso, sin lugar a dudas, dista de ser algo gracioso.

Evidentemente, y como tendemos a imaginar desde una perspectiva ajena, el humano "solitario" que quede "en soledad", no se reiría ni mucho menos de su condición...

Los amaneceres y los anocheceres son siempre iguales, casi como si se tratara de una mera rutina cósmica entre el sol, la luna y las estrellas. La insatisfacción reina los días, que transcurren acartonados y faltos de dinámica, casi hasta por inercia, en donde cada minuto dura lo mismo sin que nada los haga percibir menos implacables, y el clima sólo es el elemento que aumenta la fatiga, ya sea caluroso o frío, húmedo o seco, soleado o nublado, estanco o ventoso, etc. Las noches llegan con el pesar acumulado en el día, acarreando adormecimiento sin sueño, y anoticiando las extremidades de la falta de deseo de seguir moviéndose hasta el próximo nacimiento solar... Definitivamente, nada demasiado alentador ni deseable

Por eso, por una mejor vida, seamos o no seres solitarios (o "insociables" para usar un término menos repetitivo), aprendamos a apreciar y valorar los momentos compartidos con amigos, con aquellas personas dueñas de nuestros corazones, con nuestros familiares queridos, o bien junto a tanta buena gente con la que podemos llegar a compartir momentos de nuestras vidas.

...Y, dentro de lo posible, tratemos que nuestro ser interior disfrute tanto a cada momento compartido, que nos pida seguir acumulando muchos segundos junto a esas compañías.

viernes, 28 de mayo de 2010

Autopsia del fracaso

Está instaurado el auge del mundial, es entendible y obviamente esperable; es por eso que se habla tanto del tema Selección Nacional, de su presente y su pasado. Y en una de las miles de charlas entre los sabios de escritorio de radio y TV, recordé el desafortunado mundial Korea-Japón 2002, tildado como fracaso por todo quien se sintió capacitado para opinar.
Escuchar todo eso que me despertó viejas dudas: ¿Existe el fracaso? ¿qué es el fracaso? ¿Cómo se mide? ¿Qué lo determina?

Empezando a intentar responderme estas preguntas, que hoy me encuentran mucho más lúcido que la primera vez que me sorprendieron, me sumergí en historias y recuerdos, en ciertos conocimientos técnico-prácticos, en historias de vivencias ajenas alguna vez oidas. Todo servía, nada se desprecia cuando de aprender un poco más de lo que nos rodea se trata.

Técnicamente, el "fracaso" según lo entendemos y lo vivimos hoy, es el resultado insuficiente e irreversible en la búsqueda de una meta o un objetivo puntual, que resulta así insatisfecho. O sea, básicamente cuando no alcanzamos lograr algo que nos proponemos, fracasamos.
Este es el significado que socialmente le asignamos a la palabra en cuestión.

Bueno, yo (para no desentonar con la línea editorial del blog, obviamente, jeje) no acepto este significado; no le puedo permitir a una simple palabra juzgar tan globalmente una acción y su resultado... no es justo, ni preciso, ni siquiera es leal. ¿O acaso podemos pasar por alto el recorrido hasta el resultado? ¿Nada valen los esfuerzos aguerridos que hayamos aportado en búsqueda de alcanzar la meta, siempre con el objetivo en mente, y peleándola con garra y pasión? Claro que valen, y hasta tal vez más que el resultado no obtenido en sí.

¿Cuántas horas de estudio para luego no aprobar un exámen? ¿Cuánto trabajo de un equipo de mecánicos para que su corredor termine bajo el nivel del podio? ¿Cuántos cortes de rostro antes de la primera novia? ¿Cuántas vidas perdidas antes de ganar el Mario 3 de Family Game, o el Sonic & Knucles de SEGA?

Evidentemente, detrás de cada "fracaso" hay procesos de árduo deseo de llegar, de cumplir, de satisfacer las ganas de conquistar el ideal, y que con este tipo de términos quedan relegados a una posición ninguneada, a modo tal que decir "tanto laburo y al final me salió todo como el ojete" resulta prácticamente normal.

Por eso, me quedo (y recomiendo quedarse a todo quién me lo pregunte...) con un concepto psicológicamente correcto, y menos dañino para la propia salud: "Los fracasos no existen, sólo existen los resultados no deseados."

No olvidemos, lo vivido y lo luchado no se pierden, ni siquiera al no haber alcanzado lo que en el momento deseabamos. Desterremos al "fracaso" de nuestras vidas, y sustituyamos los conceptos como "me rompi el culo al pedo y me salió mal..." por otros como "y bueno, casi, pero ya va a salir..."

Seguramente, desterrando la palabra "fracaso" nos liberaremos de futuros fracasos, al aprender a validar no sólo los resultados, sino también los hechos que hicieron que fuera posible soñar con llegar a ellos.

jueves, 27 de mayo de 2010

El adiós que nunca fue

...Y se separaron, como nadie habría predicho hasta segundos antes de que ocurriera... Todo fue muy veloz, por lapsos cortos que dañaron más que cientos de años, pisando fuerte. Los motivos que definieron la ruptura, cuestiones complejas, enredadas, confusas, cosas tal vez lejanas de poder ser discutidas racionalmente, disparadas por un mismo gatillo común que no viene al caso mencionar, por mero sentido de cierta cábala (NdR: y si, hay que cubrirse... mientras menos problemas tenga el autor de este Blog, mucho mejor, jeje).

Aunque quizás, lo más llamativo de este adiós, fue el hecho de no haber existido jamás; y yo, que presencié el momento, doy fe de eso. No hubo un "chau", un "nos vemos", ni tampoco un "hasta pronto"... sólo dejaron de concurrir a esos momentos comunes que tan acostumbradamente visitaban de par en par.

No más vivencias compartidas, no más promesas de futuros plagados de pasión, no más perspectivas a futuro contemplando la unidad de dos seres que se extrañan, no más susurros al oído en la jungla de cemento ni bajo las estrellas... Nada, solo el vil silencio gritaba en sus mentes, aturdiendo sus más íntimas fibras de vida. Pero definitivamente, sin despedidas.

Y será tal vez que, como bien normalmente se dice, las despedidas suelen ser dolorosas... O quizás no fue ese razonamiento el que los impulsó a callar hasta el último momento... No lo sé, seguramente ellos por dentro lo sepan, y sea motivo suficiente para despedirse sin siquiera haberse dirigido una última mirada. Porque también, su silencio fue más allá de las palabras... sus mentes, sus cuerpos, sus corazones... nada ni nadie hizo física presencia en ese momento.

Hoy en día, se por medio de múltiples contactos comunes a ambos, que siguen de pie, transitando sus caminos divergentes entre sí. Sé que el fantasma del pasado de vez en cuando los visita entre sueños, y lo oyen apretando los dientes de manera inconsciente mientras prestan atención a su mensaje, aunque deseando firmemente no oirlo nunca más.

Y en definitiva, uno nunca sabe... quizás en un futuro más o menos lejano, sus estrellas se vuelvan a acercar... al fin y al cabo, por más que se alejen sus caminos, hasta las paralelas se tocan en el infinito...

miércoles, 26 de mayo de 2010

El tiempo

Nosotros, los seres humanos, hemos inventado un concepto totalmente abstracto: EL TIEMPO. Así es; el tiempo no existe como tal, no es un ser palpable, visible, o al menos audible, ni siquiera material. Sin embargo, el tiempo lo rige todo... todo puede medirse por nombres como meses, años, días, siglos, pero que siempre serán múltiplos de lo mismo.

Pero hay algo escalofriante en este concepto, y es que este ente universal, además de marcar longitudes de instantes, tiene muchas más propiedades... curiosamente, muchas de esas bastante destructivas.

El tiempo es voraz... lo debora todo a su paso. No importa qué tan fuertes sean las murallas, qué tan firmes sean los cuerpos, qué tan perfecto sea lo que lo enfrente, todos ellos tienen un destino marcado, y nunca vencerán al tiempo. Serán fagocitados en plazos menores o mayores, pero todo cae a causa de su brutal e incesante atropello. Es dueño de todo cuanto existe, y de él depende que permanezca en pie. Realmente poderoso para ser tan sólo un concepto imaginario, ¿no?

Los hombres (como raza), conocemos y pertenecemos a este concepto sin que nadie siquiera nos lo explique, ni que nos pidan nuestra confirmación para meternos en esta joda. De hecho, ningún organismo vivo lo ignora; el tiempo trasciende más allá de toda capacidad cerebral, tanto que no necesita un cerebro en el cual manifestarse. Pero lo cierto es que en los humanos, lo hace. Creo que todo ser expresamente consciente de su existencia, siente los efectos del tiempo dentro de su mente.

Bueno, yendo al punto, nosotros, como seres racionales, podemos calificar y evaluar el paso del tiempo, efectuar predicciones, proyectos, modelos de vida, esperanzas en vista a un futuro más o menos distante, y estamos totalmente enterados de lo irreversible que puede tornarse... Sabemos que perder tiempo es más valioso de lo que realmente llegamos a apreciar en vida, y tal vez por eso no nos planteamos seriamente la idea de no desperdiciarlo.

Además, nuestro reloj biológico corporal, nos marca y recuerda que, mal que nos pese, el tiempo camina sin cesar.
Todos, desde el más famoso personaje, hasta el lobo más solitario saben que el tiempo escurre entre sus dedos, y que ese mismo tiempo tal vez vea algún día que el lobo se acerque a una sociedad, o que el famosos se exilie en soledad. Pero ellos nunca olvidarán lo que fueron, y está bien que así sea, porque sus recuerdos fueron atrapados por el tiempo, para mantenerlos vivos e inalterables, y que no se pierdan en la nada misma.

Aprovechemos nuestro tiempo. Los recuerdos, recuerdos son; siempre lo serán, a partir de que dejan de ser nuestro presente, ahí estarán para visitarlos, totalmente inmóviles, escasos de cualquier progreso. Así que generemos más recuerdos, vivamos el presente, sin olvidar lo vivido, pero pretendiendo acumular pasado...