viernes, 28 de mayo de 2010

Autopsia del fracaso

Está instaurado el auge del mundial, es entendible y obviamente esperable; es por eso que se habla tanto del tema Selección Nacional, de su presente y su pasado. Y en una de las miles de charlas entre los sabios de escritorio de radio y TV, recordé el desafortunado mundial Korea-Japón 2002, tildado como fracaso por todo quien se sintió capacitado para opinar.
Escuchar todo eso que me despertó viejas dudas: ¿Existe el fracaso? ¿qué es el fracaso? ¿Cómo se mide? ¿Qué lo determina?

Empezando a intentar responderme estas preguntas, que hoy me encuentran mucho más lúcido que la primera vez que me sorprendieron, me sumergí en historias y recuerdos, en ciertos conocimientos técnico-prácticos, en historias de vivencias ajenas alguna vez oidas. Todo servía, nada se desprecia cuando de aprender un poco más de lo que nos rodea se trata.

Técnicamente, el "fracaso" según lo entendemos y lo vivimos hoy, es el resultado insuficiente e irreversible en la búsqueda de una meta o un objetivo puntual, que resulta así insatisfecho. O sea, básicamente cuando no alcanzamos lograr algo que nos proponemos, fracasamos.
Este es el significado que socialmente le asignamos a la palabra en cuestión.

Bueno, yo (para no desentonar con la línea editorial del blog, obviamente, jeje) no acepto este significado; no le puedo permitir a una simple palabra juzgar tan globalmente una acción y su resultado... no es justo, ni preciso, ni siquiera es leal. ¿O acaso podemos pasar por alto el recorrido hasta el resultado? ¿Nada valen los esfuerzos aguerridos que hayamos aportado en búsqueda de alcanzar la meta, siempre con el objetivo en mente, y peleándola con garra y pasión? Claro que valen, y hasta tal vez más que el resultado no obtenido en sí.

¿Cuántas horas de estudio para luego no aprobar un exámen? ¿Cuánto trabajo de un equipo de mecánicos para que su corredor termine bajo el nivel del podio? ¿Cuántos cortes de rostro antes de la primera novia? ¿Cuántas vidas perdidas antes de ganar el Mario 3 de Family Game, o el Sonic & Knucles de SEGA?

Evidentemente, detrás de cada "fracaso" hay procesos de árduo deseo de llegar, de cumplir, de satisfacer las ganas de conquistar el ideal, y que con este tipo de términos quedan relegados a una posición ninguneada, a modo tal que decir "tanto laburo y al final me salió todo como el ojete" resulta prácticamente normal.

Por eso, me quedo (y recomiendo quedarse a todo quién me lo pregunte...) con un concepto psicológicamente correcto, y menos dañino para la propia salud: "Los fracasos no existen, sólo existen los resultados no deseados."

No olvidemos, lo vivido y lo luchado no se pierden, ni siquiera al no haber alcanzado lo que en el momento deseabamos. Desterremos al "fracaso" de nuestras vidas, y sustituyamos los conceptos como "me rompi el culo al pedo y me salió mal..." por otros como "y bueno, casi, pero ya va a salir..."

Seguramente, desterrando la palabra "fracaso" nos liberaremos de futuros fracasos, al aprender a validar no sólo los resultados, sino también los hechos que hicieron que fuera posible soñar con llegar a ellos.

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