Cae un telón, cambia un universo;
un inevitable ocaso oscurece el cielo.
Las estrellas brillan con recelo
contemplando el presente adverso,
el futuro, sin un rumbo inverso,
arremete y aplasta contra el suelo.
El fénix, dulce cuento de hadas
que no existe en nuestra realidad,
ilusiona, su luz se torna verdad
en las mentes más desesperadas,
pero sigue dejando desamparadas
almas en pena que no logran reencarnar.
Luceros extintos cargados de fe
se hacen carga, una mochila de plomo.
La desilusión que golpea el lomo
se siente, causa hambre y harta sed,
pero ya nada queda mas que crecer,
pese a los porqués y los cómos...
Rumbos dispares, pensamientos inertes
penden en el aire, desarticulados,
brotan de los rincones olvidados
oscuros lazos los unen, lazos fuertes
sostenidos por momentos carentes
de lógica, pero con seres amados.
Es mi propuesta, aunque suene violenta,
dejarlo todo detrás en el tiempo,
guardar sólo aquel buen momento
sin recordar la historia de vuelta.
Es que la gente que vive contenta,
logra sus sueños, sean uno o un ciento.
A veces las cosas duelen, puñal en pecho.
Es una verdad, pero siempre a medias
ya que la vida, pese a las tragedias,
sigue su curso, y eso es un hecho;
todavía queda un largo trecho
para transformar dramas en comedias.
Dedicado a todo aquel a quien le caiga en suerte... Una simple visión personal de algunos asuntos tan humanos como cualquiera.
martes, 26 de octubre de 2010
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