Después de releer mis últimos relatos y reflexiones, me di cuenta que menciono mucho el futuro... Y casualmente, como con todo lo que me pongo a escribir, me fueron surgiendo dudas al respecto. Ciertamente, lo nombré por mera costumbre, como quien relata el estado del clima, o como una palabra más, pero ahora creo darme cuenta que lo tomé a la ligera. Entonces llegó el momento de hacerme varias preguntas... y ya que estamos, tratar de respondermelas.
¿Existe el futuro? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cómo se crea o se destruye? ¿Cómo se lo modifica?
Obviamente, no son cuestiones sencillas de resolver. Ni siquiera es posible asegurar a ciencia cierta que dichas respuestas puedan ser definidas, al menos en palabras, o que mínimamente existan. Muchos científicos, año tras año, obsesionados con el tiempo, el futuro, el presente, la "cuarta dimensión", los viajes en el espacio-tiempo, han intentado resolver este tipo de complejas incógnitas, sin tener declarados resultados demasiado avanzados. Obviamente, no espero resolverlos yo tampoco, pero quizás sirva tener un concepto propio que me conforme al menos hoy.
Creo que el futuro de por sí no existe. Tengo la necesidad de pensar que lo creamos día a día, a través de nuestras acciones, nuestros actos, más o menos cotidianos, solamente existiendo; pero eso sí, siempre con una existencia autojustificable. Me explico; ¿vale la pena un futuro sin metas, sin ambiciones de superación, sin ganas de vivir? ¿existe el futuro para quienes nada más aguardan por llegar? ¿está escrita la próxima página del libro de la vida, para quien no tiene ganas de seguir leyendo?
Bueno, yo creo que no. Y no por pensar si es posible o no... esto queda al margen de la cuestión, ya que de nada sirve un futuro repleto a quien no le interese vivirlo. Mi manera de creer en un futuro me dice que estoy dispuesto a enfrentarlo, y que si no fuera así, ¿para qué querría un futuro? Es una pregunta simple, básica, y muy apegada al ser humano, tanto que podría asimilarse con la simple "Si no quiero un helado ¿para qué lo voy a comprar?".
Tal vez sea una reducción muy simplista, lo se, pero seguramente en un tema tan complejo sea difícil ser más "específicamente correcto" sin entrar siquiera en mares de números o planteos de muy alto nivel. Pero por suerte no hace falta tanta precisión cuando de temas humanos se trata, porque no somos ecuaciones, ni fórmulas empíricas, ni sucesos naturales predecibles.
Es que, justamente, quizás lo impredecible sea lo que le sume emoción a nuestros días, pero eso ya merece un tema aparte. Igualmente, por ahora, me seguiré encargando de ir escribiendo mi futuro, paso a paso, sin pausa pero sin prisa, tratando de escribir lento pero prolijo, con trazo suave pero decidido, borrando pero sin tachar cuando es necesario; dibujaré sobre los márgenes, subrayaré las palabras nacidas de los sueños, escribiré en colores los nombres de las pasiones... todo con cuidado sabiendo, o por lo menos creyendo, que repercutirá en el futuro por venir, pero sin olvidar que, mientras desparrame encima todo lo que realmente quiera... bueno, nada puede arruinar un libro que aún se está escribiendo, ¿no?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario