martes, 23 de noviembre de 2010

Cosas que pasan...

Las cosas pasan. Quién sabe cómo o por qué, pero pasan, y obviando cualquier interrogante. Es curioso ver como, caprichos del subconsciente mediante, las cosas se deforman, se reinterpretan o redibujan a gusto y disgusto. Las cálidas sonrisas se convierten en caricias intangibles... el brillo de los ojos parecen ser puertas a un paraíso lejano, que nos condena a la mera admiración... hasta los gestos más irrelevantes pasan a ser señas cómplices que portan sueños rezagados en un mundo de hostilidades.

A veces, la fría pero cierta lógica tiende a desaparecer, se refugia de los impulsos del soñador empedernido, indignada y resignada a observar como cientos de preceptos se corrompen al unísono, desafiando todas las probabilidades, enfrentando incoherencias y asumiendo negligencias... Impulsos tan vivos como irreverentes, cargados de sorna y prepotencia, luchando descaradamente para validarse, demostrar que no todo lo pensado está dicho, ni que todo lo dicho responde a lo pensado.

Estos sinceros brotes de rebelión, envueltos en mantos de irreflexiónes e insensateces, a veces parecen salir pateando todo en su camino, en ese tránsito corto pero intenso situado entre los oídos. Son rebeldes con causa y comandante, con origen y sentido, de pasos firmes y puños apretados. Solamente limitados por la profundidad y claridad de nuestros propios sueños, es como tener un batallón de impetuosos sentires merodeando dentro de sí. Y lo logran, al menos fracciones de segundos en las que plantan la semilla de una confusión.

Y es donde la lógica retoma la voz de mando, ese mismo punto en que ese grano de insensatez es clavado. Como soldado que intenta desactivar una bomba, el tiempo urge cuando la provocadora semilla no tiene ningún otro camino más que crecer a sus anchas, y esparcir su propia falta de identidad. Respirando de su propia cobija y presa, las raices expanden y afianzan las cuestiones sin resolver. Puntos oscuros en la conciencia, torbellinos voraces que no avanzan, pero ceden cada vez menos espacios...

...Cuándo pasará esta sensación, si tan sólo lo supiera...

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