No. Definitivamente no me equivoqué en el título. No es una redundancia, o al menos, no imprudente; todo está tal como me pareció más correcto decir. Es que, yo no considero que ser un hombre solitario (genéricamente hablando, vale para ambos sexos) sea lo mismo que un hombre en soledad.
El hombre "en soledad" sencillamente, tal y como se presume con sólo escuchar el término, es aquel que no se encuentra en compañía de nadie más que sí mismo. Es una condición susceptible de cambiar, simplemente cuando un segundo ser se junta con él, más allá de que se trate de un ámbito laboral, socio-afectivo, etc.
El hombre "solitario" no es una condición simple de rebatir. Un ser con esta característica no se siente acompañado ni siquiera acompañado. La sensación de soledad abarca aún por sobre los sentidos, está presente muy dentro de sí, tal vez en su cerebro, o en su corazón, o donde sea que este tipo de cosas suelan alojarse en una persona.
En definitiva, después de señalar estos términos, llegamos a concluir en que se trata de dos situaciones puntuales diferentes... Y eso es justamente un punto bastante en contra, ya que si las consideramos como casos distintos, bien podríamos deducir que ambas cosas pueden sentirse simultáneamente... y eso, sin lugar a dudas, dista de ser algo gracioso.
Evidentemente, y como tendemos a imaginar desde una perspectiva ajena, el humano "solitario" que quede "en soledad", no se reiría ni mucho menos de su condición...
Los amaneceres y los anocheceres son siempre iguales, casi como si se tratara de una mera rutina cósmica entre el sol, la luna y las estrellas. La insatisfacción reina los días, que transcurren acartonados y faltos de dinámica, casi hasta por inercia, en donde cada minuto dura lo mismo sin que nada los haga percibir menos implacables, y el clima sólo es el elemento que aumenta la fatiga, ya sea caluroso o frío, húmedo o seco, soleado o nublado, estanco o ventoso, etc. Las noches llegan con el pesar acumulado en el día, acarreando adormecimiento sin sueño, y anoticiando las extremidades de la falta de deseo de seguir moviéndose hasta el próximo nacimiento solar... Definitivamente, nada demasiado alentador ni deseable
Por eso, por una mejor vida, seamos o no seres solitarios (o "insociables" para usar un término menos repetitivo), aprendamos a apreciar y valorar los momentos compartidos con amigos, con aquellas personas dueñas de nuestros corazones, con nuestros familiares queridos, o bien junto a tanta buena gente con la que podemos llegar a compartir momentos de nuestras vidas.
...Y, dentro de lo posible, tratemos que nuestro ser interior disfrute tanto a cada momento compartido, que nos pida seguir acumulando muchos segundos junto a esas compañías.
sábado, 29 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario