Tu piel, también mi piel,
tras centímetros inagotables,
que consumen, infranqueables,
los instantes compartidos.
Estando cerca, muy cerca,
casi tocándonos de a poco,
propiciando el fuego, un foco
que no llegamos a encender.
Estamos a una distancia
tan pequeña, casi una tangente,
pero enorme, y tan insolente
que nos conforma con las voces...
Voces que ríen y hablan,
auguran calidez casi infinita,
pero son flor que se marchita
pues no sacian nuestras ansias.
¿Conforman al hambriento
las semillas de un trigal?
Es tácita la desdicha sin igual,
lo más incoprensible del sentir.
Meditando esa respuesta,
buscándole una explicación,
no hay lógica, no hay razón,
que condene nuestro paralelismo.
Entonces reaparece un dilema
otra vez desvelando mi mente...
Aún no me explico cómo la gente
puede estar cerca, pero tan lejos...
lunes, 20 de diciembre de 2010
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