lunes, 30 de noviembre de 2009

El reencuentro...

Era un jueves cálido, uno de esos días en que pareciera que el aire es más denso de lo normal. Estaba empapado en sudor; era lógico, la suma del calor y la expectativa ante lo que vendría, hacían responder físicamente, de manera automática, a mi cuerpo.

Un momento especial. No había un antes, no había un después. Sólo había presente, rodeado de incertidumbres, sin poder distinguir pasado o futuro. El día moría, el atardecer apuñalaba mi cabeza con su aún violento sol, pese al horario cercano a las siete. El tiempo me traicionaba, cambiaba su rítmo de modo burlón, ralentizándose más a cada segundo, convirtiendo un instante en una eternidad.

Las manos sudaban, las piernas flaqueaban; mi cuerpo no respondía a mis comandos. Tal vez fuera ese calor extenuante, tal vez un pico de tensión, tal vez...

Había sonado ya el timbre... ese zumbido agudo, que provocó mis sentidos, extasiándome justo momentos antes del descenlace de esta historia. Ese escalofrío en la nuca, ese bravo latir de mi corazón, despliegue masivo de adrenalina.

Oía pasos detrás del gris portón, aún bañado de áurea luz. Se acercaban lentamente; demasiado despacio para lo que hubiera querido. La ansiedad dominaba mi mente, los pasos retumbaban en mi cabeza. Se seguían acercando.

Al fin escucho levemente el agitar de un llavero. Eran ya las siete de la tarde, necesitaba que esto terminara ya... Más cerca aún los pasos...

Siento la llave acariciar el tambor de la cerradura. Empieza a girar. Mi mente dibuja en frágles fragmentos la escena, paso a paso, todo lo que puedo percibir en el momento. Los ruidos, los olores, las luces, la representación física de mi presente se estaba grabando en algún recóndito fragmento de mi cerebro; ese rinconcito reservado a recuerdos que marcan un antes y un después.

Por fin, la puerta se abre. La emoción, la aceleración del corazón, la alteración espontánea de todos mis signos vitales, producen que no oiga claramente el cálido saludo de quien acaba de abrirme paso a través del inmenso umbral. Me lanzo hacia adelante, como quien conoce el camino que recorre. Atravieso pasillos, infinitas puertas, miles de baldosas, paredes cómplices de mi búsqueda.

Y allí estaba... recostada, a un lado de la habitación. Sonriente, espléndida, producida como la primera vez, aguardando mi llegada, y pidiéndome tiernamente y a lo lejos, que le regalara una vez más ese tendal de caricias que, juramento de por medio, dije que jamás le negaría.

Me acerco, la contemplo, pidiéndole perdón por la eterna ausencia, sin siquiera decir una palabra. Toda la comunicación se produce tácitamente; la magia del encuentro hace posible el más maravilloso milagro.

La abrazo, sin pedir permiso. Ella responde en un susurro, apenas audible, pero en señal inequívoca de aprobación. Su cuerpo, su alma, su voz... nunca otra podría reemplazarla jamás, por mucho que buscara; y es por eso mismo que aquel día, cuando la ví, me enamoré perdidamente, y la elegí para acompañarme en mi camino.

Mis caricias recorrieron su delgado cuello, contornearon su perfecto cuerpo, recordando una por una las curvas que hoy volvía a acariciar. Oigo su voz, comienza a hablarme, y recuerdo ese registro sonoro que nunca quise dejar. Empieza a cantar, y mi piel se eriza como toda respuesta. La magia flota en el aire, y no puedo evitar que mis ojos se pueblen de pequeñísimas lagrimas que nunca llegan a caer, pero que ahí están.

Y finalmente escucho esa voz detrás mío; aquella que supongo, me dio la bienvenida al entrar:

"Gaby, le cambié las cuerdas, limpié el diapasón y los trastes y reajuste las silletas del puente para que quede pistera como a vos te gusta... Ah, y la limpié y lustré toda. Son $95."

Gracias Luis, la viola quedó bárbara!!

2 comentarios:

  1. AME este texto tambien

    fin del comunicado



    nono, post data

    notaste toda la pasion con la que hablas de ella, no? ^^

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  2. Si, lo noté, es parte de mi estética de escritura para ciertos temas.

    Pero esto tiene su cómo y su por qué; no es por mera casualidad que escribo así, todo tiene su base en lo más profundo de mi...

    Además, ni te imaginas como puedo llegar a escribir sobre muchos otros temas ^^ jajaja

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