sábado, 26 de diciembre de 2009

Ese momento tan soñado

Todos tenemos un momento soñado; ese momento, ese hecho, que de tan sólo imaginar, nos estremece de una forma única, completamente reconocible. Es decir, sabemos cuando atravesamos ese momento apenas comenzamos a sentirnos de ese modo único.

Bueno, lo admito, esto lo sé hace poco. Reconozco que no había meditado en esto hasta hace una semana, aproximadamente. Lo sentí... y sé a qué se debió...
No fue un hecho fortuito; estaba encarando un sueño. Hacía tiempo que lo venía meditando, pero más allá de eso, no quita que de todas maneras estaba cumpliendo un sueño; un sueño que no dependió nunca de mi voluntad, un sueño completamente fortuito... y sin embargo, se estaba cumpliendo.

Y fue entonces cuando comencé a sentirme de ese modo tan particular... ese leve temblor en las piernas, esa ansiedad que nos despierta y magnifica los sentidos, que nos mantiene al 100% de atención. La expectativa, los sueños previos recurrentes, el acomodo de mis actos cotidianos en función de permitir la completa intromisión de este sueño en mi vida. En definitiva, me dispuse a recibir la llegada de ese sueño, a permitir que acometa en mi cotidianidad controlada y viva en mi presente.

Y no me arrepiento. El sueño al que refiero se está llevando adelante. Siento como la emoción recorre mis venas las 24 horas, y a ritmo más fuerte según pasan los días. Es algo único, y que me dispongo a recibir. Es algo demasiado excitante como para pasar por alto sus efectos sobre todo mi ser. Nada me importó la larga espera, la cola, el costo económico... nada de nada, nada más importó... y es que cuando de cumplir un sueño se trata, no podemos relegarnos a las reglas rutinarias que nos atan a esta vida en sociedad.

Por eso, esa sensación tan única nunca, pero nunca, debe subestimarse, ni dejarse pasar de largo; es muy posible que nos alerte de algo maravilloso que esté por venir.



World Magnetic Tour 2010 ¡¡allí estaré!!

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