No. Definitivamente no me equivoqué en el título. No es una redundancia, o al menos, no imprudente; todo está tal como me pareció más correcto decir. Es que, yo no considero que ser un hombre solitario (genéricamente hablando, vale para ambos sexos) sea lo mismo que un hombre en soledad.
El hombre "en soledad" sencillamente, tal y como se presume con sólo escuchar el término, es aquel que no se encuentra en compañía de nadie más que sí mismo. Es una condición susceptible de cambiar, simplemente cuando un segundo ser se junta con él, más allá de que se trate de un ámbito laboral, socio-afectivo, etc.
El hombre "solitario" no es una condición simple de rebatir. Un ser con esta característica no se siente acompañado ni siquiera acompañado. La sensación de soledad abarca aún por sobre los sentidos, está presente muy dentro de sí, tal vez en su cerebro, o en su corazón, o donde sea que este tipo de cosas suelan alojarse en una persona.
En definitiva, después de señalar estos términos, llegamos a concluir en que se trata de dos situaciones puntuales diferentes... Y eso es justamente un punto bastante en contra, ya que si las consideramos como casos distintos, bien podríamos deducir que ambas cosas pueden sentirse simultáneamente... y eso, sin lugar a dudas, dista de ser algo gracioso.
Evidentemente, y como tendemos a imaginar desde una perspectiva ajena, el humano "solitario" que quede "en soledad", no se reiría ni mucho menos de su condición...
Los amaneceres y los anocheceres son siempre iguales, casi como si se tratara de una mera rutina cósmica entre el sol, la luna y las estrellas. La insatisfacción reina los días, que transcurren acartonados y faltos de dinámica, casi hasta por inercia, en donde cada minuto dura lo mismo sin que nada los haga percibir menos implacables, y el clima sólo es el elemento que aumenta la fatiga, ya sea caluroso o frío, húmedo o seco, soleado o nublado, estanco o ventoso, etc. Las noches llegan con el pesar acumulado en el día, acarreando adormecimiento sin sueño, y anoticiando las extremidades de la falta de deseo de seguir moviéndose hasta el próximo nacimiento solar... Definitivamente, nada demasiado alentador ni deseable
Por eso, por una mejor vida, seamos o no seres solitarios (o "insociables" para usar un término menos repetitivo), aprendamos a apreciar y valorar los momentos compartidos con amigos, con aquellas personas dueñas de nuestros corazones, con nuestros familiares queridos, o bien junto a tanta buena gente con la que podemos llegar a compartir momentos de nuestras vidas.
...Y, dentro de lo posible, tratemos que nuestro ser interior disfrute tanto a cada momento compartido, que nos pida seguir acumulando muchos segundos junto a esas compañías.
sábado, 29 de mayo de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
Autopsia del fracaso
Está instaurado el auge del mundial, es entendible y obviamente esperable; es por eso que se habla tanto del tema Selección Nacional, de su presente y su pasado. Y en una de las miles de charlas entre los sabios de escritorio de radio y TV, recordé el desafortunado mundial Korea-Japón 2002, tildado como fracaso por todo quien se sintió capacitado para opinar.
Escuchar todo eso que me despertó viejas dudas: ¿Existe el fracaso? ¿qué es el fracaso? ¿Cómo se mide? ¿Qué lo determina?
Empezando a intentar responderme estas preguntas, que hoy me encuentran mucho más lúcido que la primera vez que me sorprendieron, me sumergí en historias y recuerdos, en ciertos conocimientos técnico-prácticos, en historias de vivencias ajenas alguna vez oidas. Todo servía, nada se desprecia cuando de aprender un poco más de lo que nos rodea se trata.
Técnicamente, el "fracaso" según lo entendemos y lo vivimos hoy, es el resultado insuficiente e irreversible en la búsqueda de una meta o un objetivo puntual, que resulta así insatisfecho. O sea, básicamente cuando no alcanzamos lograr algo que nos proponemos, fracasamos.
Este es el significado que socialmente le asignamos a la palabra en cuestión.
Bueno, yo (para no desentonar con la línea editorial del blog, obviamente, jeje) no acepto este significado; no le puedo permitir a una simple palabra juzgar tan globalmente una acción y su resultado... no es justo, ni preciso, ni siquiera es leal. ¿O acaso podemos pasar por alto el recorrido hasta el resultado? ¿Nada valen los esfuerzos aguerridos que hayamos aportado en búsqueda de alcanzar la meta, siempre con el objetivo en mente, y peleándola con garra y pasión? Claro que valen, y hasta tal vez más que el resultado no obtenido en sí.
¿Cuántas horas de estudio para luego no aprobar un exámen? ¿Cuánto trabajo de un equipo de mecánicos para que su corredor termine bajo el nivel del podio? ¿Cuántos cortes de rostro antes de la primera novia? ¿Cuántas vidas perdidas antes de ganar el Mario 3 de Family Game, o el Sonic & Knucles de SEGA?
Evidentemente, detrás de cada "fracaso" hay procesos de árduo deseo de llegar, de cumplir, de satisfacer las ganas de conquistar el ideal, y que con este tipo de términos quedan relegados a una posición ninguneada, a modo tal que decir "tanto laburo y al final me salió todo como el ojete" resulta prácticamente normal.
Por eso, me quedo (y recomiendo quedarse a todo quién me lo pregunte...) con un concepto psicológicamente correcto, y menos dañino para la propia salud: "Los fracasos no existen, sólo existen los resultados no deseados."
No olvidemos, lo vivido y lo luchado no se pierden, ni siquiera al no haber alcanzado lo que en el momento deseabamos. Desterremos al "fracaso" de nuestras vidas, y sustituyamos los conceptos como "me rompi el culo al pedo y me salió mal..." por otros como "y bueno, casi, pero ya va a salir..."
Seguramente, desterrando la palabra "fracaso" nos liberaremos de futuros fracasos, al aprender a validar no sólo los resultados, sino también los hechos que hicieron que fuera posible soñar con llegar a ellos.
Escuchar todo eso que me despertó viejas dudas: ¿Existe el fracaso? ¿qué es el fracaso? ¿Cómo se mide? ¿Qué lo determina?
Empezando a intentar responderme estas preguntas, que hoy me encuentran mucho más lúcido que la primera vez que me sorprendieron, me sumergí en historias y recuerdos, en ciertos conocimientos técnico-prácticos, en historias de vivencias ajenas alguna vez oidas. Todo servía, nada se desprecia cuando de aprender un poco más de lo que nos rodea se trata.
Técnicamente, el "fracaso" según lo entendemos y lo vivimos hoy, es el resultado insuficiente e irreversible en la búsqueda de una meta o un objetivo puntual, que resulta así insatisfecho. O sea, básicamente cuando no alcanzamos lograr algo que nos proponemos, fracasamos.
Este es el significado que socialmente le asignamos a la palabra en cuestión.
Bueno, yo (para no desentonar con la línea editorial del blog, obviamente, jeje) no acepto este significado; no le puedo permitir a una simple palabra juzgar tan globalmente una acción y su resultado... no es justo, ni preciso, ni siquiera es leal. ¿O acaso podemos pasar por alto el recorrido hasta el resultado? ¿Nada valen los esfuerzos aguerridos que hayamos aportado en búsqueda de alcanzar la meta, siempre con el objetivo en mente, y peleándola con garra y pasión? Claro que valen, y hasta tal vez más que el resultado no obtenido en sí.
¿Cuántas horas de estudio para luego no aprobar un exámen? ¿Cuánto trabajo de un equipo de mecánicos para que su corredor termine bajo el nivel del podio? ¿Cuántos cortes de rostro antes de la primera novia? ¿Cuántas vidas perdidas antes de ganar el Mario 3 de Family Game, o el Sonic & Knucles de SEGA?
Evidentemente, detrás de cada "fracaso" hay procesos de árduo deseo de llegar, de cumplir, de satisfacer las ganas de conquistar el ideal, y que con este tipo de términos quedan relegados a una posición ninguneada, a modo tal que decir "tanto laburo y al final me salió todo como el ojete" resulta prácticamente normal.
Por eso, me quedo (y recomiendo quedarse a todo quién me lo pregunte...) con un concepto psicológicamente correcto, y menos dañino para la propia salud: "Los fracasos no existen, sólo existen los resultados no deseados."
No olvidemos, lo vivido y lo luchado no se pierden, ni siquiera al no haber alcanzado lo que en el momento deseabamos. Desterremos al "fracaso" de nuestras vidas, y sustituyamos los conceptos como "me rompi el culo al pedo y me salió mal..." por otros como "y bueno, casi, pero ya va a salir..."
Seguramente, desterrando la palabra "fracaso" nos liberaremos de futuros fracasos, al aprender a validar no sólo los resultados, sino también los hechos que hicieron que fuera posible soñar con llegar a ellos.
jueves, 27 de mayo de 2010
El adiós que nunca fue
...Y se separaron, como nadie habría predicho hasta segundos antes de que ocurriera... Todo fue muy veloz, por lapsos cortos que dañaron más que cientos de años, pisando fuerte. Los motivos que definieron la ruptura, cuestiones complejas, enredadas, confusas, cosas tal vez lejanas de poder ser discutidas racionalmente, disparadas por un mismo gatillo común que no viene al caso mencionar, por mero sentido de cierta cábala (NdR: y si, hay que cubrirse... mientras menos problemas tenga el autor de este Blog, mucho mejor, jeje).
Aunque quizás, lo más llamativo de este adiós, fue el hecho de no haber existido jamás; y yo, que presencié el momento, doy fe de eso. No hubo un "chau", un "nos vemos", ni tampoco un "hasta pronto"... sólo dejaron de concurrir a esos momentos comunes que tan acostumbradamente visitaban de par en par.
No más vivencias compartidas, no más promesas de futuros plagados de pasión, no más perspectivas a futuro contemplando la unidad de dos seres que se extrañan, no más susurros al oído en la jungla de cemento ni bajo las estrellas... Nada, solo el vil silencio gritaba en sus mentes, aturdiendo sus más íntimas fibras de vida. Pero definitivamente, sin despedidas.
Y será tal vez que, como bien normalmente se dice, las despedidas suelen ser dolorosas... O quizás no fue ese razonamiento el que los impulsó a callar hasta el último momento... No lo sé, seguramente ellos por dentro lo sepan, y sea motivo suficiente para despedirse sin siquiera haberse dirigido una última mirada. Porque también, su silencio fue más allá de las palabras... sus mentes, sus cuerpos, sus corazones... nada ni nadie hizo física presencia en ese momento.
Hoy en día, se por medio de múltiples contactos comunes a ambos, que siguen de pie, transitando sus caminos divergentes entre sí. Sé que el fantasma del pasado de vez en cuando los visita entre sueños, y lo oyen apretando los dientes de manera inconsciente mientras prestan atención a su mensaje, aunque deseando firmemente no oirlo nunca más.
Y en definitiva, uno nunca sabe... quizás en un futuro más o menos lejano, sus estrellas se vuelvan a acercar... al fin y al cabo, por más que se alejen sus caminos, hasta las paralelas se tocan en el infinito...
Aunque quizás, lo más llamativo de este adiós, fue el hecho de no haber existido jamás; y yo, que presencié el momento, doy fe de eso. No hubo un "chau", un "nos vemos", ni tampoco un "hasta pronto"... sólo dejaron de concurrir a esos momentos comunes que tan acostumbradamente visitaban de par en par.
No más vivencias compartidas, no más promesas de futuros plagados de pasión, no más perspectivas a futuro contemplando la unidad de dos seres que se extrañan, no más susurros al oído en la jungla de cemento ni bajo las estrellas... Nada, solo el vil silencio gritaba en sus mentes, aturdiendo sus más íntimas fibras de vida. Pero definitivamente, sin despedidas.
Y será tal vez que, como bien normalmente se dice, las despedidas suelen ser dolorosas... O quizás no fue ese razonamiento el que los impulsó a callar hasta el último momento... No lo sé, seguramente ellos por dentro lo sepan, y sea motivo suficiente para despedirse sin siquiera haberse dirigido una última mirada. Porque también, su silencio fue más allá de las palabras... sus mentes, sus cuerpos, sus corazones... nada ni nadie hizo física presencia en ese momento.
Hoy en día, se por medio de múltiples contactos comunes a ambos, que siguen de pie, transitando sus caminos divergentes entre sí. Sé que el fantasma del pasado de vez en cuando los visita entre sueños, y lo oyen apretando los dientes de manera inconsciente mientras prestan atención a su mensaje, aunque deseando firmemente no oirlo nunca más.
Y en definitiva, uno nunca sabe... quizás en un futuro más o menos lejano, sus estrellas se vuelvan a acercar... al fin y al cabo, por más que se alejen sus caminos, hasta las paralelas se tocan en el infinito...
miércoles, 26 de mayo de 2010
El tiempo
Nosotros, los seres humanos, hemos inventado un concepto totalmente abstracto: EL TIEMPO. Así es; el tiempo no existe como tal, no es un ser palpable, visible, o al menos audible, ni siquiera material. Sin embargo, el tiempo lo rige todo... todo puede medirse por nombres como meses, años, días, siglos, pero que siempre serán múltiplos de lo mismo.
Pero hay algo escalofriante en este concepto, y es que este ente universal, además de marcar longitudes de instantes, tiene muchas más propiedades... curiosamente, muchas de esas bastante destructivas.
El tiempo es voraz... lo debora todo a su paso. No importa qué tan fuertes sean las murallas, qué tan firmes sean los cuerpos, qué tan perfecto sea lo que lo enfrente, todos ellos tienen un destino marcado, y nunca vencerán al tiempo. Serán fagocitados en plazos menores o mayores, pero todo cae a causa de su brutal e incesante atropello. Es dueño de todo cuanto existe, y de él depende que permanezca en pie. Realmente poderoso para ser tan sólo un concepto imaginario, ¿no?
Los hombres (como raza), conocemos y pertenecemos a este concepto sin que nadie siquiera nos lo explique, ni que nos pidan nuestra confirmación para meternos en esta joda. De hecho, ningún organismo vivo lo ignora; el tiempo trasciende más allá de toda capacidad cerebral, tanto que no necesita un cerebro en el cual manifestarse. Pero lo cierto es que en los humanos, lo hace. Creo que todo ser expresamente consciente de su existencia, siente los efectos del tiempo dentro de su mente.
Bueno, yendo al punto, nosotros, como seres racionales, podemos calificar y evaluar el paso del tiempo, efectuar predicciones, proyectos, modelos de vida, esperanzas en vista a un futuro más o menos distante, y estamos totalmente enterados de lo irreversible que puede tornarse... Sabemos que perder tiempo es más valioso de lo que realmente llegamos a apreciar en vida, y tal vez por eso no nos planteamos seriamente la idea de no desperdiciarlo.
Además, nuestro reloj biológico corporal, nos marca y recuerda que, mal que nos pese, el tiempo camina sin cesar.
Todos, desde el más famoso personaje, hasta el lobo más solitario saben que el tiempo escurre entre sus dedos, y que ese mismo tiempo tal vez vea algún día que el lobo se acerque a una sociedad, o que el famosos se exilie en soledad. Pero ellos nunca olvidarán lo que fueron, y está bien que así sea, porque sus recuerdos fueron atrapados por el tiempo, para mantenerlos vivos e inalterables, y que no se pierdan en la nada misma.
Aprovechemos nuestro tiempo. Los recuerdos, recuerdos son; siempre lo serán, a partir de que dejan de ser nuestro presente, ahí estarán para visitarlos, totalmente inmóviles, escasos de cualquier progreso. Así que generemos más recuerdos, vivamos el presente, sin olvidar lo vivido, pero pretendiendo acumular pasado...
Pero hay algo escalofriante en este concepto, y es que este ente universal, además de marcar longitudes de instantes, tiene muchas más propiedades... curiosamente, muchas de esas bastante destructivas.
El tiempo es voraz... lo debora todo a su paso. No importa qué tan fuertes sean las murallas, qué tan firmes sean los cuerpos, qué tan perfecto sea lo que lo enfrente, todos ellos tienen un destino marcado, y nunca vencerán al tiempo. Serán fagocitados en plazos menores o mayores, pero todo cae a causa de su brutal e incesante atropello. Es dueño de todo cuanto existe, y de él depende que permanezca en pie. Realmente poderoso para ser tan sólo un concepto imaginario, ¿no?
Los hombres (como raza), conocemos y pertenecemos a este concepto sin que nadie siquiera nos lo explique, ni que nos pidan nuestra confirmación para meternos en esta joda. De hecho, ningún organismo vivo lo ignora; el tiempo trasciende más allá de toda capacidad cerebral, tanto que no necesita un cerebro en el cual manifestarse. Pero lo cierto es que en los humanos, lo hace. Creo que todo ser expresamente consciente de su existencia, siente los efectos del tiempo dentro de su mente.
Bueno, yendo al punto, nosotros, como seres racionales, podemos calificar y evaluar el paso del tiempo, efectuar predicciones, proyectos, modelos de vida, esperanzas en vista a un futuro más o menos distante, y estamos totalmente enterados de lo irreversible que puede tornarse... Sabemos que perder tiempo es más valioso de lo que realmente llegamos a apreciar en vida, y tal vez por eso no nos planteamos seriamente la idea de no desperdiciarlo.
Además, nuestro reloj biológico corporal, nos marca y recuerda que, mal que nos pese, el tiempo camina sin cesar.
Todos, desde el más famoso personaje, hasta el lobo más solitario saben que el tiempo escurre entre sus dedos, y que ese mismo tiempo tal vez vea algún día que el lobo se acerque a una sociedad, o que el famosos se exilie en soledad. Pero ellos nunca olvidarán lo que fueron, y está bien que así sea, porque sus recuerdos fueron atrapados por el tiempo, para mantenerlos vivos e inalterables, y que no se pierdan en la nada misma.
Aprovechemos nuestro tiempo. Los recuerdos, recuerdos son; siempre lo serán, a partir de que dejan de ser nuestro presente, ahí estarán para visitarlos, totalmente inmóviles, escasos de cualquier progreso. Así que generemos más recuerdos, vivamos el presente, sin olvidar lo vivido, pero pretendiendo acumular pasado...
lunes, 10 de mayo de 2010
Fiestas musicales
Este fin de semana entregué mi ser a la música. Si, ya se, creía que ya lo había hecho, pero ahora creo que nunca se termina de ceder ese espacio místico ubicado dentro de uno mismo a aquello que uno ama, siente, disfruta...
Viernes a la noche, Green Hell, Villa Devoto... motivado por ver tocar a la banda de una gran persona, conocida durante las horas compartidas en el laboral recinto, llegúe al local preparándome a ver un gran show... y lo fue. Las bandas dejaban, una por una, lo mejor que tenían sobre el escenario, con altos y bajos, alternando inmenso ímpetu musical y calma sonora. Una noche de metal pesado, de ambiente amigable, rodeado de quienes, por pasión y sentimiento, se unen a la fiesta que proponen las bandas "under". Asfixia, Sacred, Volziege, Hellmachine y Magnos... nacientes promesas del heavy nacional.
Y luego, ya el sábado por la noche, todavía temprano, la excelencia musical. Sin hacer gala de un soberbio equipamiento, grandes guitarras, poderosa distorsión ni equipos majestuosos, tan sólo con 2 guitarras acústicas, el dúo TRIM sacudió hasta el último rincón del estudio, al ritmo de los géneros más refinados en lo que perfección compositiva refiere... Bossanova, Jazz y Blues se fueron sucediendo, dando joyas perladas hechas canción. Composiciones propias y no tanto, lograron llenar el corazón de quienes asistimos, movilizando automáticamente cuerpo y alma, al compás de cada tema. Las bromas de por medio no faltaron, motivadas por el ambiente de respeto casi fraternal entre todos los que allí concurrimos. Y para terminar, zapadas completamente aleatorias, para terminar de convertir la cita en una completa fiesta entre amigos desconocidos. Broche de oro para la cena conjunta, que no hizo más que destacar y realzar la unión que la verdadera música logra conformar entre la gente; comprensión, sentido de unidad, humor, buena fe... elementos presentes durante todo el evento.
Y ahora, para resumir todo en lenguaje no-enfermizo, y que todo lo dicho quede resuelto en una simple expresión al alcance de cualquiera, sería:
Viernes a la noche, Green Hell, Villa Devoto... motivado por ver tocar a la banda de una gran persona, conocida durante las horas compartidas en el laboral recinto, llegúe al local preparándome a ver un gran show... y lo fue. Las bandas dejaban, una por una, lo mejor que tenían sobre el escenario, con altos y bajos, alternando inmenso ímpetu musical y calma sonora. Una noche de metal pesado, de ambiente amigable, rodeado de quienes, por pasión y sentimiento, se unen a la fiesta que proponen las bandas "under". Asfixia, Sacred, Volziege, Hellmachine y Magnos... nacientes promesas del heavy nacional.
Y luego, ya el sábado por la noche, todavía temprano, la excelencia musical. Sin hacer gala de un soberbio equipamiento, grandes guitarras, poderosa distorsión ni equipos majestuosos, tan sólo con 2 guitarras acústicas, el dúo TRIM sacudió hasta el último rincón del estudio, al ritmo de los géneros más refinados en lo que perfección compositiva refiere... Bossanova, Jazz y Blues se fueron sucediendo, dando joyas perladas hechas canción. Composiciones propias y no tanto, lograron llenar el corazón de quienes asistimos, movilizando automáticamente cuerpo y alma, al compás de cada tema. Las bromas de por medio no faltaron, motivadas por el ambiente de respeto casi fraternal entre todos los que allí concurrimos. Y para terminar, zapadas completamente aleatorias, para terminar de convertir la cita en una completa fiesta entre amigos desconocidos. Broche de oro para la cena conjunta, que no hizo más que destacar y realzar la unión que la verdadera música logra conformar entre la gente; comprensión, sentido de unidad, humor, buena fe... elementos presentes durante todo el evento.
Y ahora, para resumir todo en lenguaje no-enfermizo, y que todo lo dicho quede resuelto en una simple expresión al alcance de cualquiera, sería:
¡¡La puta madre, que buen finde!!
lunes, 3 de mayo de 2010
La fiesta del Thrash
Miércoles, 28 de Mayo, Capital Federal. El día nace, contando las horas para volver a fallecer. El cotidiano empleo drena la energía del cuerpo y succiona las capacidades de la mente, pero deja intacta la pasión en el corazón.
Las horas pasan, arrastrándose lentamente como babosas, de paso lento y cansino, agravado minuto a minuto conforme se acerca el horario del espectáculo. El encierro en las tareas asalariadas, la agitación y la expectativa ante las perspectivas hacia el futuro próximo, dejan su sello en el organismo, que comienza a resentirse de sus decrecientes fuerzas diurnas. Pese a todo, la intención continúa firme, y el objetivo continúa acercándose en el tiempo...
La hora había llegado. Años de espera, accedidos por horas de cola y burocráticos procesos de autenticación. Pasado el trámite, encallo en la bahía de la música, encarnada frente al escenario que vería revivir a una de las máquinas más perfectas que el Thrash pudo concebir: MEGADETH.
Problemas de sonido, retrasos, minutos de angustia en la población metalera presente. Los ánimos caldeados, se oyen cánticos de tenor frustrado, de agresión, de repudio, de inmensa necesidad de la suprema dósis de metal del bueno. No aparece respuesta a la pregunta reinante pero nunca mencionada: "¿Qué pasa que no arranca?"
Los minutos pesan, el fantasma del jueves se distingue cada vez más cercano, pero sin resignarse a su tempranero abrazo. La impaciencia comienza a apremiar por sobre la cordura, maximizando el efecto tranquilizador del finalmente reparado sonido.
"La bestia" sale a escena, bajo una lluvia de muestras gratis de saliva. El fastidio evidente, sumado al desamor para con la sombra de quien supo ser leyenda viva, produjo un acentuado repudio en la mayor parte del público presente, eliminándose la tensión tan sólo al recurrir a una de las grandes obras de Hermética, como broche de su actuación. Fin del recital de O'Connor.
Silencio. Luces a mi alrededor. Deseos de congelar el tiempo y espacio, de que el momento perdura por siempre. Nuevamente la impaciencia apremia, pero ya bajo un clima con menor tensión. El tiempo camina lento otra vez, la espera se acentúa...
Y sucede... El recinto se tambalea ante la explosión de pasión contenida... y es que los humanos contenemos nuestra mayor energia en nuestros corazones, depositada en forma de pasión. Rengos que saltaban, desvanecidos que permanecían en pie, todos al compás de la fiesta que comenzaba y...
La historia sigue, pero no puede comentarse con palabras...
Las horas pasan, arrastrándose lentamente como babosas, de paso lento y cansino, agravado minuto a minuto conforme se acerca el horario del espectáculo. El encierro en las tareas asalariadas, la agitación y la expectativa ante las perspectivas hacia el futuro próximo, dejan su sello en el organismo, que comienza a resentirse de sus decrecientes fuerzas diurnas. Pese a todo, la intención continúa firme, y el objetivo continúa acercándose en el tiempo...
La hora había llegado. Años de espera, accedidos por horas de cola y burocráticos procesos de autenticación. Pasado el trámite, encallo en la bahía de la música, encarnada frente al escenario que vería revivir a una de las máquinas más perfectas que el Thrash pudo concebir: MEGADETH.
Problemas de sonido, retrasos, minutos de angustia en la población metalera presente. Los ánimos caldeados, se oyen cánticos de tenor frustrado, de agresión, de repudio, de inmensa necesidad de la suprema dósis de metal del bueno. No aparece respuesta a la pregunta reinante pero nunca mencionada: "¿Qué pasa que no arranca?"
Los minutos pesan, el fantasma del jueves se distingue cada vez más cercano, pero sin resignarse a su tempranero abrazo. La impaciencia comienza a apremiar por sobre la cordura, maximizando el efecto tranquilizador del finalmente reparado sonido.
"La bestia" sale a escena, bajo una lluvia de muestras gratis de saliva. El fastidio evidente, sumado al desamor para con la sombra de quien supo ser leyenda viva, produjo un acentuado repudio en la mayor parte del público presente, eliminándose la tensión tan sólo al recurrir a una de las grandes obras de Hermética, como broche de su actuación. Fin del recital de O'Connor.
Silencio. Luces a mi alrededor. Deseos de congelar el tiempo y espacio, de que el momento perdura por siempre. Nuevamente la impaciencia apremia, pero ya bajo un clima con menor tensión. El tiempo camina lento otra vez, la espera se acentúa...
Y sucede... El recinto se tambalea ante la explosión de pasión contenida... y es que los humanos contenemos nuestra mayor energia en nuestros corazones, depositada en forma de pasión. Rengos que saltaban, desvanecidos que permanecían en pie, todos al compás de la fiesta que comenzaba y...
La historia sigue, pero no puede comentarse con palabras...
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