martes, 20 de abril de 2010

El costo de la paz

Tal vez nunca nos preguntamos realmente, y a fondo, cuánto nos cuesta la paz individual. Es algo engañoso este tema, porque... ¿estamos realmente en paz? Si, ya se, no estamos en guerra con nadie, ni tampoco en guerra civil (bah, no exclusivamente declarada), pero eso ¿significa entonces que estamos en paz?

La verdad, creo que no. Considero que la paz es un estado interior, al que podemos aspirar a alcanzar, en esta jungla urbana en la que nos toca vivir. No parece ser una meta fácil, con todo ese stress dando vuelta en el aire... En la ciudad es más simple conseguir un par de infartos, que un boleto a la paz interior. Y sin embargo, acá estamos y cada vez somos más. En fin...

Algunos dirán que con drogas o alcohol se puede dar un recorrido turístico por el estado de paz interior, pero no es más que eso: una visita de un rato, antes de volver a la alocada realidad.
Otros hablan del arte como método de dispersión natural, para "evadirse" un rato. Y esto en definitiva termina siendo lo mismo que el caso anterior, una muestra gratis de la paz interior.

Quizás la única salida efectiva sea escapar a la tormenta de ruidos y tensiones que diariamiente nos vemos sometidos a recibir sin paraguas. Fugar hacia donde las llanuras hablan en silencio, donde las estrellas no se esconden temerosas de las urbes luminosas, las nubes ríen y lloran al compás de las estaciones, y el viento canta su melodiosa canción de cuna relajando a todo ser vivo dispuesto a escucharla. Como Ricardo Iorio, un vividor nato, supo hacer para llegar a ser feliz.

Entonces, si la paz se alcanza solo de este modo, la simple y compleja pregunta planteada por Dave Mustaine "¿Puedes poner un precio a la paz?" seguirá sin respuesta. Y es que tal vez no exista dicha respuesta, con el firme propósito de seguir intentando alcanzarla sin atajos...

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