Un humilde rejunte de frases propias que, por H o por B, fueron brotando sin querer, pero grabadas sin olvidar.
- Los obtusos pensares, los febriles sentires y la resplandecencia del aura se corrompen ante aquel particular ocaso, deseosos de un próximo nuevo amanecer, pero renuentes ante el inminente crepúsculo; son víctimas sensibles del tiempo y su paso, que todo lo alimenta, pero todo lo desnutre...
- Tal vez el Latín o el Arameo sean lenguas en desuso, virtualmente muertas... pero, las prefiero antes que los jeroglíficos posturales. Utilizar un idioma "vivo" no implica que lo comprendamos más que cualquier antiguo lenguaje cuneiforme...
- ¿Qué es un insulto? No son ni palabras, ni actos de mala fe. Creo que el verdadero insulto es el que logra enfrentar cuerpo y alma... Según el resultado, si tan sólo existiera alguno, sería el agravio más humillante...
- Una pregunta trasciende las heridas... Una que todo lo ve, y todo lo congela, en el rito de las vergüenzas pasadas; nace inquiriendo, salvaje e impiadosa, en busca de razones que no oye, sino que seguramente supone en el equívoco de un largo, casi eterno, silencio sepulcral...
- El asedio del entorno, inflexible marco de eventualidades irrefrenables, sucede en ritmos dispares. Es por eso que, tal como pólvora vírgen, sabemos que siempre habrá algún estímulo que lo encienda, regresando dispuesto a buscar sofocarnos...
- Esa palabra, simbolismo de lo extremo decreciente, y breve epitafio de un sentir que muere bruscamente. A su lado, se muestran tímidos capullos florecientes de nuevos rumbos, mas ninguno coincidente con aquel tan deseado, y que acaba de ser asesinado...
domingo, 27 de marzo de 2011
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