miércoles, 8 de junio de 2011

Recuerdos

Lo veo, recuerdo, y pienso. Me pienso. Emulando geometrías y sentidos, posturas y gestos, ansiedades e incertidumbres que conforman parte del pasado. Fragmentos de vida latentes en la inmensidad de la historia que entre todos tejemos día a día. Y recuerdo que todavía existen sectores del tiempo quemados alguna vez, pero que se rehusan a desaparecer en la oscuridad de los infatigables olvidos.

Al verlo me ubico justo ahí, donde convergen placeres y torturas. Un espeluznante excalofrío me recorre, atrofiando mis sentidos de un modo que aún no termino de comprender. Reacciona mi cuerpo, salvaje, cabrío, reviviendo cada célula en la que subsiste parte de la inconclusa sapiencia. Es aquel incierto recuerdo el causante del reflejo... una sinfonía no resuelta que pide a gritos un fin.

Recorro por completo la vulgar escena, ya sin distinguir si estoy viendo o recordando. Sucumben mientras las cadenas que sujetan mi inconciencia inherente, y la cordura queda sometida, relegada a la expectación de los eventos que nunca vendrán, porque ya lo han hecho. Es subliminal el castigo, tan violento como efectivo, tan certero como hiriente, dando (como todo golpe maestro) todo su rigor allí donde las guardias son difusas.

Respiro agitadamente ante el nerviosismo. Los estímulos desmedidos exaltan mis sentidos, acariciándome con brutal delicadeza, tal como lo haría un afilado facón peinando mi nuca desprotegida. Y rememoro, muy a mi pesar, aquello a lo que tanto temo. Es ese, mi fantasma inquilino. Lo sé. Susurra a mi oído, por dentro de mi cabeza, donde el eco de la inmensidad sólo logra acentuar las amenazas. Habla con una suavidad digna de quien se sabe vencedor de antemano... y yo lo escucho, deseando locamente que calle.

Todo termina de repente, con tanta celeridad como con la que surgió. Observo mis manos, ahora sudorosas, sujetando el tímido fruto del momento caótico vivido. Y es cuando comprendo que una realidad puede desvanecerse o reaparecer en instantes... aún no habiendo instantes, aún no habiendo realidad.

lunes, 6 de junio de 2011

Frases varias, vol. III

Un humilde rejunte de frases propias que, por H o por B, fueron brotando sin querer, pero grabadas sin olvidar.

- Brotan esas lágrimas que besan frío, tendiéndose sobre el horizonte de tu piel... hoy, justas son aquellas grises perlas que ruedan cuesta abajo, pues vienen hacia quién las llama suplicando una piedad.

- Contemplo. El éxtasis viste tu cuerpo; la locura brilla en tus ojos; la seducción asoma en tu sonrisa... el fruto de los mas primitivos deseos subyace en tu carnalidad, colmando mis ansias y exacerbando lo inalcanzable de tu ser.

- A veces, las mentes tallan efigies inmaculadas en un rincón del inconsciente. Fugazmente, los suspiros recortan sus contornos, y las ilusas irrealidades modelan sus rasgos. Mas faltan los sueños compartidos, para convertir la fría piedra en carne...

- ¿Qué somos? ¿Qué queremos? ¿Qué suspiramos entre sueños infantiles cargados de adultez? Es una danza extraña, casi irreconocible, la que bailan nuestros deseos, mientras oscilan entre lo posible y lo eternamente intangible. Y nosotros lamentando cómo el cielo se nubla, pero olvidando que las estrellas siguen ahí...

- El ser humano es tan racional a la hora de diseñar bombas, que se torna irracional a la hora de escoger a sus enemigos...

- El coraje es el eterno lazarillo de quienes divagan perdidos en un mundo que no los observa; la esperanza, en cambio, sólo se limita a esperar que dichos ojos se abran para ver...