Cae un telón, cambia un universo;
un inevitable ocaso oscurece el cielo.
Las estrellas brillan con recelo
contemplando el presente adverso,
el futuro, sin un rumbo inverso,
arremete y aplasta contra el suelo.
El fénix, dulce cuento de hadas
que no existe en nuestra realidad,
ilusiona, su luz se torna verdad
en las mentes más desesperadas,
pero sigue dejando desamparadas
almas en pena que no logran reencarnar.
Luceros extintos cargados de fe
se hacen carga, una mochila de plomo.
La desilusión que golpea el lomo
se siente, causa hambre y harta sed,
pero ya nada queda mas que crecer,
pese a los porqués y los cómos...
Rumbos dispares, pensamientos inertes
penden en el aire, desarticulados,
brotan de los rincones olvidados
oscuros lazos los unen, lazos fuertes
sostenidos por momentos carentes
de lógica, pero con seres amados.
Es mi propuesta, aunque suene violenta,
dejarlo todo detrás en el tiempo,
guardar sólo aquel buen momento
sin recordar la historia de vuelta.
Es que la gente que vive contenta,
logra sus sueños, sean uno o un ciento.
A veces las cosas duelen, puñal en pecho.
Es una verdad, pero siempre a medias
ya que la vida, pese a las tragedias,
sigue su curso, y eso es un hecho;
todavía queda un largo trecho
para transformar dramas en comedias.
Dedicado a todo aquel a quien le caiga en suerte... Una simple visión personal de algunos asuntos tan humanos como cualquiera.
martes, 26 de octubre de 2010
lunes, 25 de octubre de 2010
El sueño azul
Y érase una vez un sueño... un sueño azul... azul como el agua en altamar, o como la inmensidad de los cielos, da igual... un sueño al fin, repleto de los tantos matices que lo decoran y terminan plasmando su mismísima esencia, definiendo el cómo y porqué de su existir. Un sueño que late con vida propia, alimentándose de inextinguibles esperanzas, pujante de libertad dentro su cárcel humana, luchando por salir a la luz.
Liberación interior, magia desatada, posteridad intelectual, desahogo de creatividad... algunos sueños pueden acarrear tantas ilusiones, que serían imposibles de enumerar. Y yo vi surgir uno de estos sueños... lo vi tomar forma, corporeidad física en este mundo material y tangible en que vivimos. Un pequeño trozo de cielo, que sin serlo, brilla con sus propias estrellas, aquellas forjadas de ilusiones enlazadas por el tiempo.
Un CD, hoy convertido en la viva reencarnación de un sueño anhelado, reluce en mis manos, con una dimensión lejanamente comparable a un simple producto informático. Se trata de un diamante en bruto, una gema que carece de tratamientos superficiales, siendo el más claro ejeplo de que, por más que la sencillez apremie en el disco completo, una joya no deja de ser una joya, aún sin todo el maquillaje tan a la moda.
Una a una, las pistas se van sucediendo. Viejos clásicos que, paradójicamente, nunca envejecen. Jóvenes versiones de añorables íconos del jazz, la bossanova y el blues, resurgen intactas de magia, y vírgenes de adiciones y retoques actualmente típicos, ajenos todos a su verdaderas esencias. Transmiten un claro mensaje, tristemente no demasiado comprendido hoy en día, pero tan válido como siempre. Cálido y tierno como un susurro entre enamorados, pero sólido y tenaz como un guerrero... un disco forjado con un gran carácter expresivo.
La obra es, además, un particular llamado a escuchar y compartir las creaciones propias de los autores. Puntos que, pese a ser minoría en la compisición del álbum, superan la calidad de los clásicos mencionados. Un desparramo de talento, canalizado sabiamente, de la mejor manera que podría enfocarse. Temas donde la emotividad no obscurece el brillo, y la rítmica delicada no se convierte en frágil... con un balance que sólo quien escribe por sentimiento puede lograr, y finalmente llegar a transmitir.
Y pensar que esta obra maestra nació como un sueño... un sencillo pero hermoso sueño azul...
Liberación interior, magia desatada, posteridad intelectual, desahogo de creatividad... algunos sueños pueden acarrear tantas ilusiones, que serían imposibles de enumerar. Y yo vi surgir uno de estos sueños... lo vi tomar forma, corporeidad física en este mundo material y tangible en que vivimos. Un pequeño trozo de cielo, que sin serlo, brilla con sus propias estrellas, aquellas forjadas de ilusiones enlazadas por el tiempo.
Un CD, hoy convertido en la viva reencarnación de un sueño anhelado, reluce en mis manos, con una dimensión lejanamente comparable a un simple producto informático. Se trata de un diamante en bruto, una gema que carece de tratamientos superficiales, siendo el más claro ejeplo de que, por más que la sencillez apremie en el disco completo, una joya no deja de ser una joya, aún sin todo el maquillaje tan a la moda.
Una a una, las pistas se van sucediendo. Viejos clásicos que, paradójicamente, nunca envejecen. Jóvenes versiones de añorables íconos del jazz, la bossanova y el blues, resurgen intactas de magia, y vírgenes de adiciones y retoques actualmente típicos, ajenos todos a su verdaderas esencias. Transmiten un claro mensaje, tristemente no demasiado comprendido hoy en día, pero tan válido como siempre. Cálido y tierno como un susurro entre enamorados, pero sólido y tenaz como un guerrero... un disco forjado con un gran carácter expresivo.
La obra es, además, un particular llamado a escuchar y compartir las creaciones propias de los autores. Puntos que, pese a ser minoría en la compisición del álbum, superan la calidad de los clásicos mencionados. Un desparramo de talento, canalizado sabiamente, de la mejor manera que podría enfocarse. Temas donde la emotividad no obscurece el brillo, y la rítmica delicada no se convierte en frágil... con un balance que sólo quien escribe por sentimiento puede lograr, y finalmente llegar a transmitir.
Y pensar que esta obra maestra nació como un sueño... un sencillo pero hermoso sueño azul...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)